Javier Cárdenas ha comenzado a promover una versión ‘alternativa’ de su despido en Europa FM. Y lo ha hecho fiel a su estilo, politizando la cuestión, aludiendo a presuntos pagos al grupo editor que no han tenido lugar y echando balones fuera para tratar de ocultar la triste realidad: haber pasado de más de un millón y medio de oyentes a no rozar el medio millón en apenas un año. Una estrepitosa caída de audiencia que sólo puede atribuirse a un único responsable: el propio Cárdenas.
Sin embargo, el ‘estilo Cárdenas’ se mantiene a pleno rendimiento. El locutor ha dado a entender que es víctima de un contubernio, en el que Pedro Sánchez ha solicitado su cabeza (y no la de otros periodistas más beligerantes con el Gobierno, como Vicente Vallés) y el grupo editor, Atresmedia, se la ha entregado porque recibió fondos gubernamentales que, por otra parte, nunca llegaron a las televisiones, a pesar de ser un bulo recurrente de sectores vinculados a la extrema derecha.
La actitud de Cárdenas, junto con su desplome en oyentes, ha sido una de las causas de su fulgurante salida. Contratado para realizar un ‘morning’ en una emisora musical, el programa de Cárdenas terminó derivando en un contenedor personalista utilizado para ajustes de cuentas y difusión de bulos y teorías extravagantes.
Así, Cárdenas empleó el espacio para ‘contra-criticar’ las críticas a su programa en La 1 de TVE, Hora Punta, a 40.000 euros por programa recibidos de la cadena pública bajo el marianismo con unos contenidos más que discutibles y una audiencia lampante. O difundió, por poner solo un ejemplo, un presunto remedio contra el coronavirus. Sin olvidar el extraño sabor de boca que dejó con el controvertido sorteo de una vivienda, con fines solidarios
Al final, se colmó el vaso de la paciencia y, tras comunicarle la no renovación de su contrato semanas atrás, se adoptó la decisión de cortar la relación lo antes posible al observar que Cárdenas, fiel a su estilo, amagaba con trasladar, de nuevo, sus obsesiones al programa de Europa FM.
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