El Alzheimer es una de las enfermedades que más preocupan a la población, según los resultados de la encuesta “Actitudes y percepciones de la población española sobre el Alzheimer“, realizada por la Fundación Pasqual Maragall.
Prácticamente toda la población española (94%) querría saber si se encuentra en fase precoz de la enfermedad a pesar de no tener síntomas y un 61% afirma que se haría una prueba que lo detectara, incluso sabiendo que los tratamientos existentes ni curan, ni retrasan la enfermedad.
La doctora Nina Gramunt, neuropsicóloga y directora técnica del Área Social de la Fundación Pasqual Maragall, explica que “estos datos son muy interesantes porque el diagnóstico precoz es clave para mejorar la calidad de vida de las personas con Alzheimer. Permite actuar tempranamente con tratamientos y con estrategias de prevención secundaria, optimizando su eficacia. De esta forma, se posibilita que la persona con Alzheimer mantenga su autonomía personal y sus capacidades cognitivas el máximo tiempo posible y que pueda planificar su futuro.”
Parece que las terapias futuras retrasarán el inicio y la progresión de la enfermedad. Por ejemplo, estudios recientes del centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), señalan la posibilidad de detectar la enfermedad de Alzheimer en su fase asintomática a través de un análisis de sangre.
¿Por qué queremos que se detecte de forma precoz?
Según los datos de la encuesta, detectarlo de forma temprana daría tiempo al paciente a recibir un tratamiento apropiado para reducir el impacto de la enfermedad (59%), poder contribuir al avance de la investigación participando en estudios o ensayos clínicos (53%) y disponer de tiempo para reflexionar sobre el futuro y tomar decisiones de tipo legal y financiero (52%).
¿Qué hacer ante la sospecha de Alzheimer?
Ante la sospecha, hay que concertar una visita con el médico de familia para que evalúe los síntomas y decida si remite al paciente al neurólogo para una exploración más exhaustiva. Como detalla la doctora Gramunt, “al inicio, el síntoma principal y el más frecuente, es la pérdida de memoria progresiva, que acostumbra a manifestarse en dificultad para recordar hechos recientes. Pero también pueden aparecer dificultades para concentrarse o resolver problemas, en el uso del lenguaje, como problemas para encontrar ciertas palabras o disminución del vocabulario, o bien cambios de conducta o de comportamiento”.
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