Hoy en día, llevamos un ritmo de vida acelerado y, cada vez, más productivo. Hacer más de una cosa a la vez es una tarea cotidiana en nuestras vidas e, incluso, a la hora de comer no prestamos suficiente atención, con lo que perdemos gran parte de la capacidad de disfrute. Las distracciones en la alimentación son un mal hábito común en nuestra sociedad y el uso de dispositivos electrónicos es una de las causas principales.
Según los datos extraídos del estudio sociológico de Maestros de Hojiblanca, “Comer con los cinco sentidos”, 9 de cada 10 españoles (91,62%) miran pantallas durante alguna de las comidas del día.
En cuanto a comunidades autónomas, los extremeños son los que más afirman ver algún dispositivo durante las comidas (97,01%), seguidos de los riojanos (95%) y los cántabros (94,44%). Por el contrario, los que menos son los aragoneses (85,37%), seguidos de cerca por los vascos (85,40%) y los baleares (85,90%).
El dispositivo más consumido en alguna de las comidas a lo largo del día es la televisión. La cena se sitúa como el momento en el que mayor porcentaje de españoles acompaña esta actividad con alguna pantalla, pues 7 de cada 10 afirma mirar algún dispositivo.
Comer delante de una pantalla desde la pandemia
La tendencia del uso de dispositivos electrónicos en los momentos de comida se ha visto incrementada con la pandemia. De esta manera, casi el 64% de las personas que teletrabajan o estudian desde casa algún día a la semana consideran que utilizan más las pantallas durante las distintas comidas desde que comenzó. Ya sea para estar al día y más informado (47,43%), para entretenerse (43,50%) o para sacar el trabajo, por falta de tiempo (41,19%).
Más del 87% de los encuestados considera que utilizar dispositivos electrónicos o pantallas mientras come es un mal ejemplo y sólo tres de cada diez conoce las consecuencias que tiene en la capacidad de disfrutar de la comida.
Centrar la atención en las pantallas mientras comemos, además de conllevar un detrimento en la salud porque disminuyen la sensación de saciedad, altera la percepción gastronómica y el disfrute, al limitar la atención de los sentidos, focalizándonos en un elemento externo. Por este motivo, muchas veces no somos capaces de percibir y de recordar la experiencia. El cerebro inhibirá el proceso consciente y nos quedaremos sin recuerdo del mismo.
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