Hoy en día, pocas son las personas que no tienen tatuajes en su cuerpo. Diseños decorativos, recuerdos, nombres o lugares, cualquier detalle es susceptible de ser plasmado en la piel como seña de identidad o complemento de moda.
Los tatuajes son propios de la cultura egipcia y los primeros de la historia tenían funciones de señalización de estatus, advertencias o significados mágicos. Sin embargo, a partir del siglo XX las técnicas de realización de tatuajes cambiaron y comenzaron a realizarse como práctica médica y estética.
Aunque cada vez son más habituales, determinadas personas o sectores todavía los consideran como detalles de mal gusto. No obstante, la salud es una de las preocupaciones que suelen tener las personas a la hora de realizarse un tatuaje, ya que abundan las falsas creencias sobre ellos.
Los dermatólogos informan de que los estudios de tatuajes en España son sometidos a controles de calidad muy estrictos. De esta manera, los problemas como infecciones a causa de materiales no adecuados son muy improbables. Sin embargo, aunque sabemos que la piel debe protegerse siempre del sol, debemos tener aún más cuidado si tenemos un tatuaje sobre ella, sobre todo durante el proceso de curación.
Tatuajes y falsas creencias
Una de las creencias más populares relaciona los tatuajes con el cáncer, aunque la Academia Española de Dermatología y Venereología no tiene aún una evidencia de que los pigmentos usados para los tatuajes puedan estar vinculados con esta enfermedad.
En cambio, los expertos sí avisan de que hay ciertas contraindicaciones que debemos tener en cuenta. Algunos colores como el rojo, son responsables del 80% de los casos de reacciones en la piel como la inflamación de la zona. Además, si tenemos algún tipo de enfermedad de la piel, lo más adecuado sería evitar la realización de tatuajes permanentes.
Son muchas las personas que suelen recurrir a los tatuajes semipermanentes como los realizados con henna. Asimismo, los dermatólogos advierten de que debe tratarse de material de calidad, ya que este producto es de origen vegetal.
Desde el año 2015, la henna negra está prohibida, ya que se demostró que podía producir quemaduras al exponerse al sol, dejando heridas y problemas cutáneos irreversibles.
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