La guerra librada durante el zapaterismo entre el secretario de Estado de Comunicación y el máximo dirigente de Prisa sigue produciendo bajas más de una década después. Barroso, que ahora ocupa una posición privilegiada en el antiguo grupo de Polanco, sigue rumiando su ‘vendetta’.
La interpretación es general en la Cadena SER: el regreso de Ignacio Escolar y de Manuel Rico a la emisora es, entre otras causas, fruto del empeño personal de José Miguel Barroso, ahora hombre fuerte del Grupo Prisa, con el que se las tuvo tiesas allá por 2007.
La llegada de los “hijos pródigos” no da puntada sin hilo, porque tanto Escolar como Rico fueron expulsados -o no renovados- a raíz de hacerse eco de las informaciones sobre las vinculaciones de Juan Luis Cebrián con el paraíso fiscal de Panamá.
En aquella ocasión, hubo reacciones distintas por parte de los afectados. Mientras Escolar convirtió la decisión en un martirologio, Rico optó por considerar que la editora de la SER estaba en su derecho.
Sin embargo, cinco años después la situación ha cambiado: Cebrián es una mínima sombra y el Grupo Prisa, bajo el control del fondo Amber a través de Joseph Oughourlian, tiene a Barroso como máximo gurú de su desempeño.
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