La mayoría de los adolescentes interactúa poco con la familia. Se trata de un comportamiento pasajero y común de esta etapa, aunque puede derivar en un problema de salud por la combinación de factores emocionales, vitales, comportamentales, físicos y sociales.
La pandemia ha agravado considerablemente este hecho. Según un estudio de la Universidad de Calgary, en Canadá, se ha detectado un incremento de la depresión y ansiedad entre los jóvenes a nivel mundial, duplicándose el número de casos respecto a los índices prepandémicos. Una tendencia que se recrudece aún más en España, ya que las restricciones que se aplicaron fueron especialmente severas para los niños y adolescentes, si las comparamos con las de otros países.
Olga Albaladejo Juárez, psicóloga, psicooncóloga y miembro de Top Doctors, explica que “el estrés padecido por los padres repercute directamente en los hijos. La pérdida de empleo, los problemas económicos y laborales, e incluso en la pareja padecidos por muchos de ellos como consecuencia de la pandemia, han provocado que aflore la ansiedad entre los jóvenes. No podemos dejar de señalar el aumento de la violencia contra el menor, el maltrato y los abusos en el seno de la familia en este periodo. Y esto es un problema porque casi la mitad de los trastornos mentales de la edad adulta se desarrollan antes de los 18”.
Autolesiones e intentos de suicidio entre los adolescentes
Las urgencias psiquiátricas infantiles por trastornos de conducta alimentaria y de tipo obsesivo-compulsivo relacionados con el miedo a la enfermedad y la muerte también han visto un importante incremento desde marzo de 2020. Todos estos trastornos, sumados a la ansiedad y depresión, han derivado en un aumento de las consultas por autolesiones y pensamientos recurrentes de suicidio.
“Cuanto menos verbalizan y exteriorizan sus sentimientos, más probable es que, por acumulación, se conviertan en ‘bombas de tiempo’. La autolesión les produce un alivio irreal y momentáneo de la angustia, pues se aumenta la producción de dopamina, pero se convierte en una conducta de riesgo que hay que atender e intentar suprimir”, explica Luisa Fernanda Yágüez Ariza, especialista en Psicología Clínica y miembro de Top Doctors.
Consejos para detectar depresión en los hijos
La irritabilidad, hostilidad, apatía, baja autoestima, pérdida de interés, de alegría o mutismo, malos resultados académicos o la participación en peleas y disputas son algunos de los signos que pueden alertar a los padres.
María Lluïsa Ceinos, psicóloga y miembro de Top Doctors, afirma que “los jóvenes han normalizado que los trastornos mentales son frecuentes y asumen que les pueden afectar directamente. Por ello piden ayuda profesional implicándose de manera responsable en el tratamiento psicoterapéutico. La depresión se puede tratar con éxito, cuanto antes sea la detección es menos probable que se cronifique”.
No obstante, ante la menor sospecha de que algo no va bien, es recomendable acudir a un psicólogo. De esta manera, se podrá estudiar el caso y establecer las pautas más adecuadas para mejorar la relación con los jóvenes, así como aprender a gestionar los síntomas de la depresión evitando su agravación y posibles consecuencias.
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