El periodista Antonio Gasset, exdirector y presentador de Días de Cine, ha fallecido a los 75 años. Su muerte deja huérfanos a los amantes del cine que disfrutaron de sus famosas entradillas y de las frases más ácidas de la televisión. Gasset se incorporó a Días de cine en 1994. Bajo su dirección, el programa logró el premio de la Academia de la Televisión al mejor programa divulgativo (2002) y una mención especial de los Premios Ondas en 1997.
Periodista, actor, subdirector de Informe Semanal y director de cortos. La dilatada labor de Antonio Gasset Dubois – sobrino segundo del filósofo Ortega y Gasset – es especialmente recordada por su papel de divulgador cinematográfico. Su pasión por el séptimo arte le llevó a participar en varias películas de los años 70 y comienzo de los 80, entre ellas el clásico Arrebato y dirigir varios cortos, entre los que figura Los hábitos del incendiario.
Contaba Gasset que la idea de soltar frases lapidarias en sus célebres entradillas fue “totalmente espontánea”. “Una de mis principales adicciones es el humor. Me ha salvado de grandes catástrofes. Esto, unido a una cierta socarronería y mala uva propias de mí, me movieron a hacer esos comentarios. En los años que llevo haciendo entradillas, nunca he dedicado más de cinco minutos a pensar qué voy a decir”, aseguraba.
“Nunca he sido un cinéfilo enloquecido”
Desde el estudio o desde los múltiples festivales que cubría con TVE (Berlín, Cannes, San Sebastián) convirtió en marca de estilo la introducción de cada pieza o, incluso, el corte para publicidad: “Llegó la pausa”, recito una vez: “Tomaos con filosofía y paciencia las pasiones futbolísticas, sexuales y políticas. Las primeras, porque se trata de un juego; las segundas, porque suelen ser efímeras; y las terceras, las políticas, porque el oscuro objeto del deseo suele ser un mentecato”.
“Es una especie de humor cáustico y espontáneo. Era muy poco reflexivo y tuvo su época”, reconocía tras su jubilación y confesaba que vivía con distancia la actualidad cinematográfica. “La verdad es que en mi vida siempre ha habido una cierta y simpática impostura. Adoro y amo el cine, pero nunca he sido un cinéfilo enloquecido”.
El periodista permaneció como rostro visible del programa cinematográfico hasta 2007, cuando se despidió de la audiencia desde el Festival de Berlín. En 2011, la Academia de Cine le otorgó el premio Alfonso Sánchez por su trabajo como periodista cinematográfico, destacando que “sus vitriólicos e ingeniosos comentarios le convirtieron en un presentador fetiche para numerosos espectadores noctámbulos”.
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