En la Tierra a lunes, diciembre 23, 2024

EL 65% DE LOS MELANOMAS APARECERÁN SOBRE UN LUNAR QUE YA EXISTE

Lunares: todo lo que debes saber para hacer un buen seguimiento y autoexploración

TODO LO QUE DEBES SABER SOBRE LOS LUNARES, SEGÚN EL BLOG DE COFARES

Un lunar es una proliferación anormal pero benigna de los melanocitos. Vigilar los lunes y aprender a tenerlos controlados es fundamental para poder detectar anomalías que nos hagan sospechar.

Los hábitos de exponernos al sol de manera excesiva, en las horas centrales del día y con una protección deficiente acarrean muchos problemas, tanto estéticos como de salud. Por ejemplo: el envejecimiento prematuro de la piel, enfermedades como queratosis actínicas, melanomas que proceden de lunares cancerosos, problemas graves como el cáncer de piel, etc.

Según el artículo publicado en el Blog de Cofares, la mayoría de los más de 75.000 cánceres de piel que se diagnostican en España corresponden a carcinoma basocelular o carcinoma de células espinosas. Ambos tienen buen pronóstico, en la mayoría de los casos, y respuesta al tratamiento. No obstante, el tercero más diagnosticado es bastante más agresivo. Se trata del melanoma, un tipo de cáncer de piel poco frecuente pero muy peligroso y que es fundamental detectarlo en sus primeros estadios.

Ante la aparición de este tipo de lesiones es imprescindible llevar un control y revisión ya que, aunque en la mayoría de los casos serán inocuos, existe la posibilidad que estos lunares se transformen en cancerosos. Por este motivo, sobre todo las personas que cuenten con un número elevado de lunares (más de 50) repartidos por el cuerpo deben vigilarlos habitualmente.

¿Qué son los lunares?

Un lunar es una proliferación anormal pero benigna de los melanocitos. Se trata de un tipo de célula especializada que se localiza en la epidermis y que tiene como misión la de fabricar y segregar melanina (la sustancia responsable de dar color y protección frente a la radiación UV a la piel). Existen tres grandes tipos de “nevus melanocíticos”:

Nevus congénitos: son los que aparecen en el momento del nacimiento.

Nevus adquiridos: los que se desarrollan con el tiempo y la exposición al sol.

Nevus melanocíticos atípicos: tipo de lunar histológicamente normales, pero que cuentan con características de lesiones malignas. Incluso para algunos expertos se trata de una fase intermedia entre un lunar y el desarrollo de un melanoma.

Cambios en los lunares y autoexploración

Los nevus congénitos suelen permanecer inmodificados a lo largo de nuestra vida. En cambio los nevus adquiridos sí que sufren cambios en su morfología y apariencia de manera habitual. Van cambiando su morfología o color a lo largo de los años. Con la edad, van creciendo en diámetro proporcionalmente al volumen corporal, el grosor también se ve modificado y se va aumentando con los años hasta llegar a la vejez, donde sufren una involución y ese grosor disminuye, incluso llegando a desaparecer.

Según las  estadísticas, el 65% de los melanomas van a aparecer sobre un lunar ya existente. Por este motivo, la revisión y la observación de los cambios es fundamental en la prevención, aunque también es importante prestar atención y revisar los que se forman nuevos.

Método para hacer un buen seguimiento (ABCD)

A de Asimetría. Un lunar maligno, pierde la asimetría. Es decir, la mitad de un lunar no es igual a la otra mitad.

B de Bordes irregulares. Un lunar maligno cuenta con bordes irregulares, borrosos o dentados.

C de Color. Un lunar con varios colores cuenta con una mayor probabilidad de ser maligno.

D de Diámetro. Un lunar de diámetro superior a 6 milímetros o que aumente de tamaño (mayor de esos 6 mm.) cuenta con una mayor probabilidad de ser maligno.

E de Evolución. Resume los anteriores. Cualquier lunar que experimente cambios en su forma, tamaño, color o sangre tiene mayor probabilidad de ser maligno.

Ante una lesión que cumpla cualquiera de estas características, es necesario acudir al dermatólogo.

¿Cómo realizar la autoexploración?

– Examina tu rostro al completo, incluso detrás de las orejas.

– Examínate el cuello, el pecho (mirando bien debajo de los senos en el caso de las mujeres), abdomen, pelvis, piernas, brazos y manos. También revisa con un espejo los codos, las axilas y los brazos.

– Examínate la nuca, los hombros, la espalda, las nalgas, la parte de atrás de los muslos, los antebrazos y detrás de las orejas.

– Sentado, explórate la parte lateral de los muslos, las plantas de los pies  y  zona genital.

– Por último, queda el cuero cabelludo, algo que puedes hacer con un espejo y con la ayuda de un secador de pelo.

Ante la presencia de un lunar de características diferentes al resto, es recomendable que sea valorado por un médico especialista.

Basado en el artículo de Pablo García “Medicadoo”, farmacéutico divulgador.

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