La generación millennial (los nacidos entre 1981 y 1993) es la que más acude a las consultas de sexología, preocupados por la escasa frecuencia de relaciones sexuales y la falta de deseo sexual. Este ha sido uno de los principales temas de debate en el marco del XV Congreso de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), que ha reunido a más de 170 expertos en sexología y ginecología.
La doctora Francisca Molero, sexóloga y ginecóloga presidenta de la FESS, afirma que “la generación millennial es una de las que más condicionantes enfrenta en la calidad de la sexualidad. De hecho, diversos estudios confirman como en esta generación se practica menos sexo que en la anterior, la generación X, con una mayor insatisfacción sexual, siendo más pronunciada en las mujeres”.
Falta de tiempo, el mayor freno a la actividad sexual
Las mujeres millennials, al igual que los hombres, se plantean una serie de retos que van a condicionar su sexualidad: el desarrollo profesional, la vida en pareja, las tareas de la casa y la posibilidad de tener hijos.
“Todo ello hace que el espacio individual de cada uno y el de pareja se vea muy reducido, la sexualidad queda en un segundo plano y hay menos deseo sexual. No hay tiempo para eso, es en lo que todos coinciden. Además, todo esto se ha acentuado durante la pandemia”, destaca la doctora Molero.
Además, según una revisión de estudios publicada este año en Current Sexual Health Reports, durante la pandemia se ha manifestado un deterioro de la función sexual de las mujeres en todos los países, una menor frecuencia de relaciones sexuales, así como una disminución en la satisfacción sexual y en la relación.
Otros condicionantes
Por otro lado, el postparto y la menopausia son otras etapas de la vida de la mujer que también pueden condicionar su sexualidad. En el postparto se producen una serie de alteraciones hormonales, unida a las posibles consecuencias del parto como la sequedad vaginal o el dolor por la episiotomía, además del apego del recién nacido, los cambios en la vida de pareja y el cansancio. “Inevitablemente, todo ello conduce a una falta de deseo sexual que es más fisiológico que emocional por lo que puede ser más fácil de sobrellevar”, argumenta la experta.
No obstante, la menopausia también es una etapa clave en la sexualidad de la mujer. Se produce una crisis evolutiva y un déficit hormonal que van a acompañarse de una serie de cambios fisiológicos y psicológicos que hacen que no tenga ánimos y ganas para las relaciones sexuales.
“Aquí no debemos olvidar que los hombres también pueden experimentar esa crisis de evolución, que además no tienen tanta información y que van a necesitar tiempo para aceptar los cambios de su cuerpo, lo que también afectará a su deseo sexual”, advierte la doctora Molero.
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