La aparición de la nueva variante ómicron ha hecho sonar todas las alarmas a nivel mundial, además de preocupar a la comunidad científica por el alto número de mutaciones que presenta. Aunque todavía es pronto para conocer su impacto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha determinado que se se trata de una “variante de riesgo”.
Ante esta situación, la preocupación por la incidencia del virus también aumenta entre la población. Según los datos de la última ola del estudio Essentials de Ipsos, el 79% de la población mundial teme que las nuevas variantes de COVID-19 retrasen la vuelta a la normalidad. Si hablamos de España, junto con Italia, es el país del continente donde más preocupan las potenciales consecuencias de nuevas variantes (ambos con un 82%).
El estudio también revela que alrededor del 50% de la población mundial considera que la situación está fuera de control y el 71% cree que habrá otra ola de infecciones por COVID-19 en su país. La preocupación ante esta posibilidad aumenta en Europa respecto al mes anterior, a excepción del Reino Unido, donde cae 7 puntos, hasta situarse en el 78%. Sin embargo, la población española se muestra más optimista que la de los países de su entorno (65%).
La OMS apuesta por reforzar la vacunación
Ante la inquietud que provoca ómicron, las autoridades sanitarias destacan la urgencia de distribuir más dosis para evitar mutaciones peligrosas. Pero, a pesar de los buenos datos de vacunación de España, los casos de coronavirus continúan en aumento, aunque de manera más suave que en anteriores oleadas.
El grupo de los menores de entre 5 y 11 años es el que concentra ahora la incidencia acumulada más alta, ya que son los únicos que no todavía no están vacunados.
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