A pesar de que Francisco Rosell ha decretado el fin oficial del asunto, lo cierto es que la redacción de ‘El Mundo’ sigue siendo un hervidero tras lo sucedido con Jaime Peñafiel, que desde su tribuna lanzó una soflama contra el cantante Miguel Bosé en la que, al margen de insultos, incluyó una petición expresa de muerte por coronavirus para el hijo de Luis Miguel Dominguín.
La pieza de Peñafiel, obviamente, armó un revuelo considerable que obligó al jefe de Opinión, Jorge Bustos, a dar la cara desautorizando de forma taxativa lo firmado por Peñafiel. Incluso el propio autor, ante la situación, realizó una recogida de cable alegando su sensibilidad ante el tema al haberse contagiado por el virus.
El problema, según señalan desde trabajadores de la Avenida de San Luis, está en otro punto. Y es que lo sucedido ha puesto sobre la mesa una cuestión ya planteada en varias ocasiones: la idoneidad de seguir dándole una tribuna a Peñafiel para despacharse a gusto. Como recuerdan miembros de la redacción, no es la primera vez que el periodista emplea los ‘sube y baja’ para despacharse a gusto contra quien no resulta de su agrado.
Con respecto al veterano periodista, hay quienes le consideran más que amortizado y hacen hincapié en esta cuestión tras el ‘affaire Bosé’, apuntando, por ejemplo, su guerra personal de casi veinte años con la Reina Letizia.
De hecho, a Peñafiel se le critica su “obsolescencia”. Pero tampoco escapan a la embestida en el núcleo duro de ‘La Otra Crónica’, ya que hay periodista de la cabecera que creen que sus compañeros no hicieron bien su trabajo y dejaron que una petición de muerte saltara los controles.
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