Salir de una consultora y montar la propia no es criticable, al contrario, aunque sea una consultora de fin de semana o para los ratos libres. Pero salir de una muy conocida que tiene como claim Embrace Disruption y ponerle a la nueva Embrace Prevention es de dudoso gusto, y demuestra la falta de imaginación y el seguir mirando e interpretando el fondo de la caverna, como realidad que nadie ve. Los flamantes socios de Señor Lobo, el personaje de las famosas charlas sobre crisis del inimitable Alejandro Romero, deberían haberlo pensado mejor. No queda bien querer tener un negocio a la sombra de otro, para intentar engañar al personal. El mercado lo paga mal, lo reconoce peor y agradece que siempre se diga la verdad. En algunos ambientes profesionales a señor Lobo se le conoce ya por Señor Judas. Y, digo que esto es una pena, cuando se podía haber hecho bien.
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