Todo parece apuntar a que el número de contagios por COVID-19 se empieza a estabilizar en todo el mundo. Algunos expertos incluso consideran que se está empezando a alcanzar el pico de contagios de la variante ómicron. Sin embargo, ahora entra en juego una nueva subvariante, y es que varios estudios confirman la presencia de BA.2 en hasta 35 países del mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha recomendado poner el foco en investigar esta nueva versión de ómicron, que empieza a propagarse rápidamente en el mundo y de la que no se conoce el impacto que podría tener en la evolución de la pandemia
¿En qué consiste BA.2?
Según la actualización de la OMS en la sección de su sitio web dedicada a informar del seguimiento de las distintas variantes del coronavirus, las evidencias científicas reunidas en torno a ómicron se basan principalmente en el sublinaje BA.1. No obstante, se ha observado en los últimos días la presencia cada vez más importante de la versión BA.2, “que difiere del primero en algunas mutaciones, incluida la proteína espiga” o espícula.
La OMS también hace hincapié en que la comunidad científica debería priorizar las investigaciones sobre las características de BA.2. De esta manera, se podría determinar su capacidad de escapar a las defensas inmunológicas y su virulencia, y esto de forma independiente al sublinaje BA.1 para poder compararlos.
¿Cuándo se detectó por primera vez?
Los primeros pasos de BA.2 se detectaron al comprobar que su presencia aumentaba rápidamente en el Reino Unido, la India y Dinamarca. Hasta ese momento, el 97% de casos de COVID-19 causados por ómicron correspondían al sublinaje BA.1.
“Las condiciones son óptimas para que emerjan nuevas variantes”, afirma la OMS. Esto se debe a las cifras récord de contagios, que el pasado día 20 de enero fueron las más altas en más de dos años de pandemia, con casi cuatro millones de positivos globales en una sola jornada.
¿Por qué se la llama la variante “sigilosa”?
Algunas fuentes científicas han indicado que, en una minoría de los casos, los test de diagnóstico, incluidos los de PCR, no detectarían la secuenciación genética de ómicron, incluido el caso de su versión BA.2, por lo que algunos la llaman la “variante furtiva” o “sigilosa”.
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