La artroscopia es una técnica quirúrgica que lleva años utilizándose, pero su constante evolución y modernización hacen necesario que el personal sanitario permanezca actualizado en el uso de los nuevos instrumentos. Por esta razón, la Dra. Natalia Ruiz Micó, jefa asociada del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario General de Villalba, integrado en la red pública madrileña, indica que la formación y el aprendizaje en artroscopia no acaba nunca: “Yo todavía aprendo cosas cada día y tengo que ir a cursos porque es la única manera de dar lo mejor a nuestros pacientes”, expresa. Precisamente teniendo en cuenta la importancia de la formación, el hospital villalbino acaba de organizar un curso para introducir a nóveles traumatólogos en el mundo de la artroscopia.
Las operaciones con esta técnica son delicadas y requieren que el cirujano tenga mucha destreza manual, además de prácticas y estudios previos. Por ello, durante las sesiones se han abordado los principios básicos de la cirugía artroscópica, pero principalmente llevados a la práctica. “Hemos usado un simulador de artroscopia parecido a los que usan los pilotos para formarse, que les permite acumular horas de experiencia en cirugía, y practicar para aprender a triangular dentro de la articulación”, explica la Dra. Ruiz Micó, que, además de ecografías y enseñanzas muy específicas como el taller de nudos, destaca también la utilización de un simulador con realidad virtual y una torre de visionado y trabajo, la misma que se utiliza para una artroscopia real, solo que, en lugar de un paciente, tienen fantomas (muñecos) para practicar con ellos.
Uno de los factores determinantes de este curso es la presencialidad, ya que aborda “técnicas que hay que aprender en directo y no se pueden enseñar a través de una pantalla”, puntualiza la traumatóloga. En este sentido, desde el año pasado el Hospital Universitario General de Villalba es un centro acreditado para la formación de residentes, y aunque hasta este próximo curso no contará con un residente propio de esta especialidad, ya se ha convertido en un hospital de referencia para residentes procedentes de otros centros:
“En cuanto ofertamos las plazas, hemos tenido una acogida increíble. De hecho, lamentablemente hay personas en lista de espera que se ha quedado con las ganas de venir”, afirma la especialista, y añade: “Todos los integrantes del servicio estamos ilusionados con esta nueva etapa; creemos mucho en la formación, estamos convencidos de que es fundamental y tratamos de hacer y dar el máximo para desarrollarla de la mejor forma posible”.
Repaso sobre la artroscopia, sus mejoras y sus ventajas
La artroscopia, que etimológicamente significa ‘articulación’ y ‘mirar’, se diferencia en varios aspectos de la tradicional cirugía abierta. “En lugar de abrir todas las capas hasta llegar a la articulación, hacemos una incisión de un centímetro, o incluso menos, para introducir por ella una cámara y explorar toda la articulación internamente, visualizándola en una pantalla”, explica la Dra. Ruiz Micó. “Supone algo así como un ‘cambio de concepto’ porque ya no son tus manos las que entran a tocar la estructura que necesitas operar, sino que es un instrumental intermedio: lo ves a través de una cámara y lo tocas a través de unas pinzas”, añade.
Cuando empezó a usarse la artroscopia solo permitía mirar la articulación, pero los dispositivos han avanzado tanto que desde hace años también se puede intervenir una articulación a la vez que se visualiza su imagen. Además, con el avance de la técnica, ya se puede acceder a algunas “en las que al principio nadie se planteaba entrar porque eran muy complejas”. Entre las ventajas de esta técnica destaca la posibilidad de llevar a cabo cirugías más breves y cómodas y con una recuperación mucho más rápida.
En cuanto a la valoración de la idoneidad de este sistema, la decisión de si es recomendable o no una intervención artroscópica depende de la lesión, más que del paciente. “Si la lesión está, por ejemplo, en la mitad de un hueso como en una fractura, no se puede tratar por artroscopia, sino que hay que tratarla de otra forma. Al igual que poner una prótesis tiene que hacerse por cirugía abierta”, aclara la doctora. Las lesiones de articulaciones más habituales son las de rodilla y hombro, aunque se puede hacer una artroscopia prácticamente de cualquier articulación del organismo.
“Aquí, en el Hospital Universitario General de Villalba, tenemos muchos pacientes en los que hemos podido hacer una artroscopia de cadera o de muñeca, lo que antes tampoco era habitual y ahora es muy frecuente. Se trata de una tecnología que lleva muchos años entre nosotros, pero cada vez avanzamos más y más en mejorarla”, concluye la especialista.
La artroscopia es una técnica quirúrgica que lleva años utilizándose, pero su constante evolución y modernización hacen necesario que el personal sanitario permanezca actualizado en el uso de los nuevos instrumentos. Por esta razón, la Dra. Natalia Ruiz Micó, jefa asociada del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario General de Villalba, integrado en la red pública madrileña, indica que la formación y el aprendizaje en artroscopia no acaba nunca: “Yo todavía aprendo cosas cada día y tengo que ir a cursos porque es la única manera de dar lo mejor a nuestros pacientes”, expresa. Precisamente teniendo en cuenta la importancia de la formación, el hospital villalbino acaba de organizar un curso para introducir a nóveles traumatólogos en el mundo de la artroscopia.
Las operaciones con esta técnica son delicadas y requieren que el cirujano tenga mucha destreza manual, además de prácticas y estudios previos. Por ello, durante las sesiones se han abordado los principios básicos de la cirugía artroscópica, pero principalmente llevados a la práctica. “Hemos usado un simulador de artroscopia parecido a los que usan los pilotos para formarse, que les permite acumular horas de experiencia en cirugía, y practicar para aprender a triangular dentro de la articulación”, explica la Dra. Ruiz Micó, que, además de ecografías y enseñanzas muy específicas como el taller de nudos, destaca también la utilización de un simulador con realidad virtual y una torre de visionado y trabajo, la misma que se utiliza para una artroscopia real, solo que, en lugar de un paciente, tienen fantomas (muñecos) para practicar con ellos.
Uno de los factores determinantes de este curso es la presencialidad, ya que aborda “técnicas que hay que aprender en directo y no se pueden enseñar a través de una pantalla”, puntualiza la traumatóloga. En este sentido, desde el año pasado el Hospital Universitario General de Villalba es un centro acreditado para la formación de residentes, y aunque hasta este próximo curso no contará con un residente propio de esta especialidad, ya se ha convertido en un hospital de referencia para residentes procedentes de otros centros:
“En cuanto ofertamos las plazas, hemos tenido una acogida increíble. De hecho, lamentablemente hay personas en lista de espera que se ha quedado con las ganas de venir”, afirma la especialista, y añade: “Todos los integrantes del servicio estamos ilusionados con esta nueva etapa; creemos mucho en la formación, estamos convencidos de que es fundamental y tratamos de hacer y dar el máximo para desarrollarla de la mejor forma posible”.
Repaso sobre la artroscopia, sus mejoras y sus ventajas
La artroscopia, que etimológicamente significa ‘articulación’ y ‘mirar’, se diferencia en varios aspectos de la tradicional cirugía abierta. “En lugar de abrir todas las capas hasta llegar a la articulación, hacemos una incisión de un centímetro, o incluso menos, para introducir por ella una cámara y explorar toda la articulación internamente, visualizándola en una pantalla”, explica la Dra. Ruiz Micó. “Supone algo así como un ‘cambio de concepto’ porque ya no son tus manos las que entran a tocar la estructura que necesitas operar, sino que es un instrumental intermedio: lo ves a través de una cámara y lo tocas a través de unas pinzas”, añade.
Cuando empezó a usarse la artroscopia solo permitía mirar la articulación, pero los dispositivos han avanzado tanto que desde hace años también se puede intervenir una articulación a la vez que se visualiza su imagen. Además, con el avance de la técnica, ya se puede acceder a algunas “en las que al principio nadie se planteaba entrar porque eran muy complejas”. Entre las ventajas de esta técnica destaca la posibilidad de llevar a cabo cirugías más breves y cómodas y con una recuperación mucho más rápida.
En cuanto a la valoración de la idoneidad de este sistema, la decisión de si es recomendable o no una intervención artroscópica depende de la lesión, más que del paciente. “Si la lesión está, por ejemplo, en la mitad de un hueso como en una fractura, no se puede tratar por artroscopia, sino que hay que tratarla de otra forma. Al igual que poner una prótesis tiene que hacerse por cirugía abierta”, aclara la doctora. Las lesiones de articulaciones más habituales son las de rodilla y hombro, aunque se puede hacer una artroscopia prácticamente de cualquier articulación del organismo.
“Aquí, en el Hospital Universitario General de Villalba, tenemos muchos pacientes en los que hemos podido hacer una artroscopia de cadera o de muñeca, lo que antes tampoco era habitual y ahora es muy frecuente. Se trata de una tecnología que lleva muchos años entre nosotros, pero cada vez avanzamos más y más en mejorarla”, concluye la especialista.
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