“Nuestro enfoque ha sido hacer lo que podamos para ayudar a nuestros asociados allí. Aunque nuestras agencias ucranianas son todas afiliadas, sentimos la responsabilidad de hacer todo lo posible en nombre de las personas cuyas vidas están siendo alteradas y amenazadas”, así comenzaba la carta que Philippe Krakowsky, Chief Executive Officer de Interpublic Group, enviaba a todos los empleados de IPG este 14 de marzo.
La agencia anunciaba así la suspensión de sus operaciones en Rusia, una decisión que toman desde la parte humana. “Hemos visto a personas de IPG en países cercanos conducir hasta la frontera para ayudar físicamente y brindar transporte a personas y familias que salen de Ucrania. Algunos de nosotros nos hemos ofrecido a ayudar a los refugiados a establecerse cuando llegan a un nuevo país, y otros están recibiendo a ucranianos desplazados en sus hogares. Varias de nuestras agencias en Europa del Este han hecho el increíble gesto de abrir sus puertas a cualquiera que huya de la crisis, para que tengan un lugar donde trabajar. Nuestros equipos también están trabajando en la logística necesaria para que los refugiados accedan a viviendas y servicios médicos”, señalaba Krakowsky en la misiva.
La empresa de publicidad norteamericana ya ha donado cientos de miles de dólares a organizaciones humanitarias enfocadas en abordar la crisis y algunas de sus agencias brindan apoyo monetario directo a sus afiliados en Ucrania, así como asistencia con TI y otras necesidades operativas.
Un dilema moral
“Una segunda parte del trabajo que hemos estado haciendo es determinar el curso de las acciones relacionadas con nuestras operaciones en Rusia, donde hemos estado analizando en profundidad una variedad de opciones y sus implicaciones. Sin embargo, mucho más que una decisión comercial, esto ha sido un dilema moral difícil para mí y para nuestro equipo directivo. Como saben, somos ante todo una empresa que siempre se esfuerza por estar a la altura de nuestros valores. Creemos en alzar la voz en contra de la opresión, ya sea que tenga que ver con cuestiones de raza o en nombre de otras comunidades marginadas, y hablar en nombre de los principios democráticos”, decía Philippe Krakowsky en su carta.
Así justifica la decisión de IPG, que implica suspender de empleo a 200 profesionales en Rusia con quienes han trabajado durante más de una década. Su preocupación son ellos y no otra, por tanto la empresa nunca ha sido dueña de medios.
“Los ataques recientes y crecientes contra objetivos civiles, incluidos hospitales, dejan lamentablemente en claro que la trayectoria del conflicto se está intensificando y que la guerra bien podría continuar por algún tiempo. Por lo tanto, hemos decidido suspender nuestras operaciones en Rusia”, confirma el Chief Executive Officer de Interpublic Group.
La empresa explica que en estas dos semanas han estado planificando esta eventualidad y dejan sus equipos rusos con suficiente capital en su balance general para pagar a su gente por un mínimo de seis meses. “También nos relacionaremos con ellos en las próximas semanas, ya que cederemos el control de todos los aspectos de la gestión y las operaciones al equipo de liderazgo local, para garantizar la continuidad de cualquier cliente no ruso que permanezca activo en el mercado”, explica en la carta.
Seguiremos comunicando…