La encuesta llevada a cabo para la realización del estudio ha señalado que el 20,5% de los encuestados tiene sobrepeso y el 8,7%, obesidad. Además, por sexos, el sobrepeso es mayor en las niñas (23,7%) que en los niños (17,4%). Sin embargo, la obesidad es mayor en ellos (11,6%) que en ellas (5,9%). Según la edad, el sobrepeso es similar en ambos, mientras que la obesidad es más frecuente en los menores de 1 a 9 años.
“La prevalencia de obesidad y sobrepeso en población infantil se mantiene estable en sus valores medios. Pero hay que considerar que mejoran las cifras en los jóvenes pertenecientes a familias de clase media y media alta, mientras que empeoran los datos en los entornos más humildes”, ha explicado el Dr. Javier Aranceta, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y miembro del Comité de Nutrición de la FEC.
Lo mismo sucede con los hábitos alimentarios, donde los colectivos pertenecientes a entornos más desfavorecidos también presentan peores valores de adecuación de la ingesta alimentaria y de forma directa, en la calidad del sueño. Como bien puntualiza el Dr. Aranceta “es necesario incrementar la alfabetización alimentaria en la etapa preescolar y escolar trabajando con padres, madres, población infantil y profesorado. Se hace necesario apoyo decidido al deporte escolar y a las actividades de ejercicio físico/juegos en el colegio, centros cívicos y espacios de barrio. Crear espacios saludables en el medio escolar y familia”.
Prevalencia de malos hábitos alimentarios
En cuanto a los hábitos alimentarios, los resultados indican que apenas el 6,9% de los menores presenta una alta adherencia a la dieta mediterránea. Además, el 39,1% sigue una dieta de muy baja calidad y repleta de malos hábitos según la puntuación del índice del Kidmed de adherencia a la dieta mediterránea. En esta misma línea, el 54% de las familias reconoce que la dieta de los menores puede mejorar. En este caso se vuelve a repetir la misma tendencia, los menores que pertenecen a la clase media (44,1%) y más desfavorecida (39,5%) tienen una peor calidad en su alimentación que los de clase social alta (34,6%).
A pesar de estos datos, el 97% de las familias españolas con menores a su cargo cree que el estado de salud de estos es bueno o muy bueno. Algo que el Dr. Andrés Íñiguez, presidente de la FEC, quien conoce de cerca la realidad existente, ha calificado como “sorprendente” ya que “los niños españoles tienen malos hábitos de salud cardiovascular, de ahí la trascendencia de poner el foco en mejorarla”.
El sedentarismo es otro de los factores que aparecen en esta encuesta, ya que el 51% de los menores se consideran sedentarios: los niños un 53,6% y las niñas un 48,5%. Unas cifras que aumentan hasta el 66,5% en menores de 10 a 15 años, mientras que descienden al 39,8% entre los menores de 10. En cuanto a la clase social, la tendencia se invierte, siendo los de clase alta más sedentarios (53,3%) que los de clase media (49%) y de entornos más vulnerables (50%).
Por todo esto, es necesario atender a los factores de riesgo cardiovascular antes de que aparezcan. “Debemos apostar por la promoción de la salud cardiovascular en todas las etapas de la vida, especialmente en la infancia y la adolescencia” apunta en cardiólogo, a lo que el Dr. Iñíguez añade la necesidad de “concienciar a toda la sociedad civil del impacto tan negativo de las enfermedades cardiovasculares, que suponen casi 120.000 fallecimientos al año en España”.
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