Ante la baja calidad del aire provocada por la calima, los expertos, como la Sociedad Española de Medicina del Deporte han aconsejado reducir toda actividad al aire libre, como el deporte, o posponerlas para cuando la calidad del aire sea buena o razonablemente buena, y en el caso del trabajo al aire libre , usar en todo momento la protección adecuada. Desde la Agencia estatal de Meteorología (Aemet) también se ha recomendado evitar salir de casa, no abrir las ventanas y en la calle protegerse con mascarilla y gafas de sol, ya que afecta en mayor grado a la salud respiratoria y visual.
Los efectos de este fenómeno están llegando a casi toda la península ibérica, pero las estaciones de control de provincias de Murcia, Alicante, Almería, Madrid, Albacete, Guadalajara, Segovia, Ávila y Burgos han alertado están en un nivel de riesgo mayor por las partículas PM10 en suspensión, según datos del Índice de Calidad del Aire en España (ICA).
En estos casos la OMS recomienda el uso continuado de mascarilla FFP2 en exteriores, ya que esta herramienta de protección puede disminuir la cantidad de partículas que se respiran, por lo que es muy recomendable para personas enfermas, pero también les sirve a las sanas para evitar la irritación que puede producirles el polvo en el aire. Además, la Consejería de Sanidad de Canarias, donde son muy comunes los fenómenos de la calima, aconseja beber agua frecuentemente, evitar ambientes muy secos y acudir al médico en caso de sentirse mal.
¿Es por tanto, perjudicial salir a la calle?
La afección a la salud varía en función de la concentración del polvo en el aire. Lo recomendable para personas de elevado riesgo, es decir, con enfermedades respiratorias (como enfisema, EPOC, asma y alergias) es exponerse lo menos posible a estas partículas. En el caso de las personas sanas , las consecuencias no suelen ir más allá de efectos irritativas, lagrimeo y tos por una exposición esporádica.
Junto a los enfermos respiratorios los niños y los ancianos son los más sensibles a este tipo de contaminación. Los primeros, porque todavía tienen un sistema respiratorio en formación; los mayores, porque suelen tener más dañado el sistema inmunitario y otras comorbilidades que se pueden complicar. Por ello conviene que estos dos grupos apliquen las precauciones, salgan el menor tiempo posible a la calle y que, no hagan deporte extenuante al aire libre.
Efectos de la calima en la salud visual
El polvo en suspensión también incide en los ojos provocando irritación y dolor por lo que es necesario protegerse con gafas y no estar mucho tiempo expuesto al aire libre. Al tratarse de partículas en suspensión sin humedad producen sequedad cuando entran en contacto con nuestras mucosas,
Según el doctor Ángel García, oftalmólogo de Vithas Eurocanarias Instituto Oftalmológico, ha explicado a EFE es necesario “realizar lavados oculares con suero fisiológico, usar frecuentemente lubricantes o lágrimas artificiales y evitar rascarse los ojos en caso de picor ya que se puede dañar la superficie ocular”. Si los síntomas no remitiesen es aconsejable acudir a urgencias.
Estas recomendaciones son aún más importantes ante pacientes ya diagnosticados de enfermedades de la superficie ocular, como la queratitis, queratocono, úlceras, etc. o aquellas personas que han sido recién operadas.
Calidad del aire
Además de la situación extremadamente desfavorable que viven las provincias Murcia, Alicante, Almería, Madrid, Albacete, Guadalajara, Segovia, Ávila y Burgos, debido a los efectos de la calima. Hay otras áreas de las provincias de Cuenca, el extra-radio de la Comunidad de Madrid, Ciudad Real, Valladolid y León, donde la calidad del aire también es “desfavorables o muy desfavorable”, según el índice del ICA.
En el caso de Madrid, donde sus ciudadanos nunca habían visto un fenómeno igual, desde primeras horas de la mañana de este martes un manto de color naranja cubre toda la ciudad con una capa de polvo que se asienta en coches, edificios, calles y otras superficies.
Según los expertos, estamos ante un fenómeno que no se producía con esta intensidad desde hacía varias décadas y que se dirige de sur a norte por el este del país impulsado por los vientos generados por la borrasca Celia. Fenómeno del que también ha alertado la Aemet y que unido a la calima ha elevado las temperaturas hasta los 20 grados o más en puntos del sureste peninsular y hasta los 18 grados en el Cantábrico oriental.
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