Los profesores Wolfgang Rathmann, el profesor Oliver Kuss, del Centro Alemán de Diabetes de la Universidad Heinrich Heine de Dusseldorf, y el profesor Karel Kostev, de la compañía IQVIA, han realizado un análisis de los registros sanitarios de 1.171 consultas de medicina general e interna de toda Alemania y han descubierto que los adultos que se recuperan de la COVID-19, en su mayoría leve, parecen tener un riesgo significativamente mayor de desarrollar diabetes de tipo 2 que un grupo de control emparejado que padecía otros tipos de infecciones respiratorias, también causadas por virus.
Esta posible relación entre la COVID-19 y la diabetes también se está investigando en otros estudios que actualmente están en curso, como el registro CoviDiab y otros estudios relacionados con la denominada COVID larga. Por ello, los investigadores afirman que sise confirman los resultados, debería recomendarse el cribado de la diabetes en personas que se hayan recuperado de formas leves de COVID-19.
Cambios que aumentan el riesgo de padecer diabetes
Ahora bien, de dónde surge esta relación directa. En estudios anteriores se ha ido observando que la inflamación causada por el SARS-CoV-2 puede dañar las células beta productoras de insulina, haciendo que mueran o cambien su funcionamiento, lo que da lugar a una hiperglucemia aguda (glucosa alta en sangre). Y además, también hay que considerar como una posible causa, que los tejidos sean menos reactivos a la insulina debido a la inflamación del organismo.
Otro factor a tener en cuenta, es el estilo de vida sedentario provocado por los confinamientos. Una causa,, que podría explicar por qué se ha informado de hiperglucemia de nueva aparición y resistencia a la insulina en pacientes de COVID-19 sin antecedentes de diabetes.
Pero, todavía no está del todo demostrado, que estos cambios metabólicos sean temporales o permanentes pudiendo desarrollar una diabetes crónica. Por este motivo, lo investigadores han querido aportar más pruebas analizando los registros sanitarios electrónicos de la base de datos Disease Analyzer, que incluía información sobre 8,8 millones de adultos que visitaron 1.171 consultas de medicina general e interna en toda Alemania entre marzo de 2020 y enero de 2021. Esto incluyó a 35.865 pacientes diagnosticados con COVID-19.
Resultados obtenidos
La incidencia de la diabetes después de la COVID-19 se comparó con una cohorte de individuos que fueron diagnosticados con una infección aguda del tracto respiratorio superior (AURI), pero no con la COVID-19, dentro del mismo marco de tiempo, emparejados por sexo, edad, cobertura de seguro de salud, mes índice de diagnósticos de COVID-19 o AURI y comorbilidades (obesidad, presión arterial alta, colesterol alto, ataque cardíaco, accidente cerebrovascular). Además, se excluyeron los individuos con antecedentes de COVID-19 o diabetes, y los que utilizaron corticoides en los 30 días posteriores a las fechas índice.
Tras pasar unos 119 días, los investigadores descubrieron que los nuevos casos de diabetes de tipo 2 eran más frecuentes en los pacientes que daban positivo en la prueba COVID-19 que en los que tenían una AURI (15,8 frente a 12,3 por cada 1.000 personas al año), lo que arroja una tasa de incidencia (IRR) de 1,28. Esto significa que el riesgo relativo de desarrollar diabetes de tipo 2 en el grupo COVID fue un 28% mayor que en el grupo AURI.
A pesar de los resultados obtenidos, el profesor Rathmann precisa que, “dado que los pacientes de la COVID-19 sólo fueron seguidos durante unos tres meses, es necesario un mayor seguimiento para comprender si la diabetes de tipo 2 después de la COVID-19 leve es sólo temporal y puede revertirse una vez que se hayan recuperado por completo, o si conduce a una condición crónica”.
Ahora bien, aunque estos casos no son los menos probables, los autores recomiendan que cualquier persona que se haya recuperado de la COVID-19 y sienta signos y síntomas de alerta, como la fatiga, la micción frecuente y el aumento de la sed, y busque tratamiento de inmediato.
Seguiremos informando…