España entra en una nueva etapa en la que se acaba contar todos los positivos de coronavirus para centrarse solo en los casos graves y en los entornos vulnerables, y en la que se acaba el aislamiento de las personas con síntomas leves o sin ellos y las pruebas generalizadas.
Las Jornadas del Sistema Nacional de Salud (SNS) sobre Vigilancia en Salud Pública, que reunieron hace dos semanas a la ministra de Sanidad, Carolina Darias, y a los consejeros de Sanidad de las CCAA y ciudades autónomas en Zaragoza (Aragón), fueron las primeras en ofrecer los primeros detalles sobre como sería este nuevo sistema de vigilancia transitorio contra la COVID-19.
Unos cambios que se han podido alcanzar, según asegura Salud Pública, gracias a “los altos niveles de inmunidad alcanzados en la población española han determinado un cambio en la epidemiología de la COVID-19 que apoya la transición hacia una estrategia diferente que vigile y dirija las actuaciones a personas y ámbitos de mayor vulnerabilidad y monitorice los casos de COVID-19 graves, y en ámbitos y personas vulnerables”.
Fase de transición
La vigilancia desarrollada en esta fase de transición tiene por objetivo generar un sistema consolidado de vigilancia de las infecciones respiratorias agudas que deberá conformar los sistemas de vigilancia centinela de las enfermedades respiratorias agudas (IRAs). Pero, es importante tener en cuenta, que esta fase transitoria solo se mantendrá siempre y cuando los indicadores de uso de los servicios asistencias “se encuentren en nivel bajo”, según precisa Sanidad.
Y es que, a pesar de las nuevas medidas implantadas, las estructuras extraordinarias de vigilancia y control puestas en marcha durante la fase aguda de la pandemia “se mantendrán operativas para monitorizar indicadores clave que permitan detectar precozmente cambios en la situación que puedan requerir reimplantar medidas de control”.
Nueva estrategia, nuevas medidas
Como principal novedad, a partir de ahora, la realización de pruebas diagnósticas se centrará en personas con factores de vulnerabilidad (mayores de 60 años, inmunodeprimidos y embarazadas), ámbitos vulnerables (sanitarios y sociosanitarios) y casos graves. De esta manera, el diagnóstico de pacientes con síntomas leves asociados al COVID-19 “se realizará según las necesidades de manejo clínico del mismo”.
Además, en la población general, los casos confirmados leves y asintomáticos no realizarán aislamiento y los contactos estrechos no realizarán cuarentena. En estos casos, se emitirán recomendaciones dirigidas a las medidas preventivas como la utilización de mascarilla en todos los ámbitos, así como evitar contacto con personas vulnerables.
Estas nuevas medidas suponen, por tanto, un paso más hacia la normalización de la covid que implica, “aceptar un cierto nivel de transmisión” entre la población vacunada, joven y sana para pasar a centrarse solo en las personas más frágiles.
“La estrategia seguirá en vigor mientras no se produzca un cambio significativo en la tendencia que indique una circulación no controlada del SARS-CoV-2 o bien un cambio en la situación epidemiológica que requiera restablecer medidas de vigilancia y control a propuesta de la Ponencia de Alertas y Planes de Preparación y Respuesta”, aseguró el Ministerio.
Seguiremos informando…