La creatividad de LLYC ha sido reconocida en los ANDY Awards, uno de los certámenes más importantes del sector que se celebra en EE.UU. La firma ha conseguido dos Oro con el proyecto ‘Bihar, elegir el mañana’, para BBK. Los ha obtenido en las categorías Idea y Craft, que valora las iniciativas que logran combinar, de manera efectiva, elementos de producción y diseño para comunicar el mensaje. Otra de sus campañas, ‘Eres gamer y no lo sabes’ para Multiópticas, también ha sido shortlist en el festival.
The International ANDY Awards, organizado por The Advertising Club de Nueva York, es uno de los festivales internacionales de publicidad con mayor relevancia y trayectoria desde hace 50 años. Premian la excelencia en creatividad. En el jurado han participado representantes de las principales agencias y anunciantes del mundo.
Para Julio Alonso Caballero, Director Creativo Ejecutivo de LLYC: “Conseguir una vez más un reconocimiento en los ANDY es un orgullo para nosotros y un empujón para todos los equipos involucrados. No siempre es fácil encontrar clientes tan valientes como BBK o Multiópticas que se atrevan con esta nueva forma de comunicar y por eso, nos alegramos especialmente de que el jurado lo premie”.
El proyecto ganador
Bihar, elegir el mañana: La Fundación BBK buscaba fomentar la competitividad sostenible y sus efectos presentes y futuros para la sociedad a través de una serie de acciones que ayudaran a educar, sensibilizar y concienciar a la sociedad sobre este hecho. El objetivo era despertar a una sociedad adormecida y materializar cómo con cada una de nuestras decisiones elegimos el futuro, removiendo conciencias, a través de una campaña con la que la ciudadanía se sintiera identificada. Para mostrar la apuesta de BBK por modelos más sostenibles, partimos de una preocupación persistente en la sociedad, especialmente entre los más jóvenes: el cambio climático y el futuro de nuestro planeta. Un futuro que para el 75% de los jóvenes es aterrador, y que incluso para un 56%, la humanidad “ya está condenada”.
Para ello, se instaló la escultura gigante de la cabeza de una niña en la Ría de Bilbao, pensada para aparecer y desaparecer según las subidas y bajadas de las mareas. La escultura y el cortometraje que se hizo a raíz de ella tenían como propósito servir de metáfora para representar el futuro de las generaciones y cómo con cada acción que realizamos escogemos el mañana.
Seguiremos Informando…