Prisa está que arde. Joseph Oughourlian y su edecán, Miguel Barroso, no consiguen una absoluta “pacificación” en el Grupo a pesar del poder omnímodo que ambos manejan. Barroso, considerado el ejecutor de las órdenes del representante de Amber Capital, está operando a unos niveles similares a los de Juan Luis Cebrián, como máximo responsable. Con una salvedad, según argumentan fuentes del grupo: que Cebrián ejercía como consejero delegado y Barroso no lo es.
Uno de los aspectos que más está dando lugar a comentarios en las altas instancias de Prisa es la política de fichajes de lo que algunos consideran como “amiguetes” del propio Barroso. El exsecretario de Estado de Comunicación con José Luis Rodríguez Zapatero ha situado a diversos peones en la estructura del Grupo, tanto en los programas de la Cadena SER como en ‘El País’, donde se atribuye la designación de Pepa Bueno a sus buenas conexiones con Barroso.
Estas relaciones son uno de los motivos por los que ya señalan a Barroso por su “amiguismo”. A los nombramientos “orgánicos” hay que sumar la introducción en el organigrama de Prisa de nombres de su cuerda, como el productor José Miguel Contreras o el periodista Fran Llorente (director de Informativos de TVE con Zapatero). También a la socióloga Belén Barreiro, exdirectora del CIS convertida en el referente sociológico del Grupo, como ya contamos ayer.
Sin embargo, no es la única cuestión que tiene en ascuas a Prisa, ya que, como han resaltado diversos medios, sigue muy presente la pretensión del grupo francés Vivendi de acceder al accionariado. La cuestión principal es que Vivendi, en los últimos meses, ha pisado fuerte en el mercado mediático español con la adquisición de la consultora Tinkle, una de las más potentes de España.
Pero lo que puede causar preocupación en lo más alto de la actual cúpula de Prisa es el carácter conservador de Vivendi y de su máximo inspirador, Vincent Bolloré. Al parecer, desde la empresa francesa se habría trasladado el mensaje de que el interés por Prisa sería “apolítico” y meramente empresarial, aunque hay quienes no se fían.
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