¿Cuál crees que es el balance del sistema de salud tras este período de dos años de crisis sanitaria?
Por un lado hay un balance más positivo y otro más negativo. Por la parte positiva, en estos dos años el sistema sanitario se ha basado en el trabajo y la capacidad de adaptación de los profesionales. Ha habido mucha plasticidad, sobre todo en atención primaria a la hora de adaptarse a los aspectos organizativos que venían determinados por la demanda. Y eso ha demostrado una capacidad de respuesta y de actuación bastante alta en general.
Por el lado negativo, estos dos años han servido para poner en evidencia una clara insuficiencia de recursos. Lógicamente ninguna crisis sanitaria va a contar con los recursos necesarios eso está claro, ¿no? Pero el problema es que nuestro sistema sanitario ya contaba con un déficit crónico anterior no solo de recursos, también de recursos humanos y de infraestructuras.
Y tras esos dos años, ¿consideras que el sistema sanitario está ahora mejor preparado?
La situación vivida nos ha aportado experiencia y esta experiencia nos permite un nivel de organización más eficiente. Cuando comenzó la pandemia se perdió mucho tiempo en organizarse, y se tomaron muchas veces decisiones precipitadas, aunque luego tuvieran buenos resultados. Entonces, yo creo que esa experiencia acumulada nos ha llevado a estar ahora más preparados, debería de servir para ser más eficientes a la hora de que ante cualquier tipo de situación que implique un aumento de la tasa de incidencia de esta enfermedad o de otras.
Pero, a pesar de que nos hemos actualizado, seguimos teniendo un gran handicap en recursos humanos, donde todavía no se ha avanzado demasiado. Y si no tenemos en cuenta esa dotación adecuada de las plantillas, probablemente esa capacidad de respuesta va a seguir siendo muy limitada, al menos de una forma rápida y en el caso de que tengamos que reaccionar ante una nueva tragedia.
Por tanto, la situación actual de los profesionales sanitarios no es la mejor después del Covid…
No, claro que no, pero no es la mejor, porque, como le ocurre a toda la población, los profesionales sanitarios se han visto afectados tanto a nivel personal, como a nivel profesional, fundamentalmente por cansancio físico y mental con esa sensación de agotamiento emocional de la que tanto se habla. Es un cansancio acumulado y no ha habido una fase de recuperación ni física, ni emocional, con la sensación además de que ahora hay un nivel más alto de exigencia en su trabajo, factores que están llevando a que perdamos profesionales con una experiencia y trayectoria amplia y que se están planteando adelantar su jubilación debido a una baja motivación. Al final, la sensación generalizada de los profesionales de la salud es que la actividad no ha vuelto y va a tardar en volver a la normalidad.
Y ahora, haciendo referencia a la otra cara de la moneda, ¿la crisis sanitaria ha ayudado a mejorar la conciencia mundial sobre la preservación de la salud?
Creo que en general, la población si que ha mejorar su concepto de apreciar lo que es el buen estado de salud y por lo tanto digamos que preocuparse porque se mantenga tanto a nivel institucional como a nivel personal. Y también ha mejorado a nivel de los gestores o de las autoridades sanitarias, para los que esta situación ha sido una llamada de atención, un aviso de que invertir es muy necesario.. Y sobre todo, no solamente invertir económicamente, sino en lo que es el desarrollo de gestión o en estrategias de salud digital, que desde el año 2005 está propiciando la OMS como una medio de acceso directo a la población y que ya forma parte de las agendas de la mayoría de países.
Dentro de esta importancia que se le está dando a un buen estado de salud, ¿Qué aspectos son los que más preocupan a lo ciudadanos?
Bueno, yo creo que lógicamente la principal en cuanto a salud, es la preocupación por el diagnóstico de cualquier tipo de situación o enfermedad. Actualmente, hay una gran necesidad de saber qué es lo que tiene cualquier persona ante cualquier tipo de pérdida subjetiva del estado de salud, y a esto hay que sumarle que el diagnóstico sea ágil, rápido y más preciso, unido a un trato más personal y directo con los responsables sanitarios.
Pero, hay que tener en cuenta que esto no es posible si no hay una buena accesibilidad al sistema sanitario tanto de atención primaria, como hospitalaria y por el momento, tras el covid, todavía hay largas listas de espera que no permiten un sistema 100% accesible.
Hablando de la relevancia de un sistema de salud accesible, ¿Cómo ha afectado el Covid en general al diagnóstico y tratamiento de otras enfermedades?
Aquí podemos poner de referente el diagnóstico precoz de enfermedades tumorales, donde claramente debido a la crisis sanitaria muchos casos se están diagnosticando más tarde de lo que deberían. Y es que, si los recursos son insuficientes, y la mayoría se han estado dedicando a tratar los casos Covid tú no puedes mantener el mismo nivel de actividad. Por tanto, podemos afirmar que lo que más se ha resentido ha sido fundamentalmente el diagnóstico precoz de enfermedades ya que hay una serie de protocolos establecidos que se han visto interrumpidos durante mucho tiempo. Además, hay que mencionar también que el propio paciente ha demorado en muchas ocasiones la consulta, por temor a contagiarse. Así, las enfermedades crónicas, sobre todo cardiovasculares también han recibido un menor control durante la crisis sanitaria, pero parece que si, que vamos retomando ese control perdido y vamos volviendo a la normalidad. Poco a poco se está viviendo un avance en este sentido en los centros sanitarios.
Y ahora bien, hace una semana el Gobierno puso en marcha la Nueva Estrategia de Control y Vigilancia frente al Covid-19, ¿Qué retos afronta el sistema sanitario a partir de este momento?
Lo primero que tenemos que tener claro es que el modelo de sistema sanitario que tenemos nos ha demostrado que llevaba mucho tiempo con la necesidad de una reforma de forma y de inversión. Claramente hay que invertir globalmente en el sistema sanitario, pero sobre todo en un área asistencial, que se ha demostrado que no es suficiente, que es la Atención Primaria que debe dejar de ser esa manida frase de “la puerta del sistema” y no tiene que ser una inversión a medio, ni largo plazo, tiene que ser una inversión en estructuras, recursos humanos y recursos materiales. En general, esta pandemia nos ha puesto como objetivo la necesidad de desarrollar planes precisamente de contingencia y de presencia detrás de cada centro sanitario y del sistema general que permitan reaccionar de forma organizada y no improvisada ante cualquier problema de salud.
Pero por otro lado, e igual de importante tenemos el reto de fortalecer un sistema de control de enfermedades emergentes y prevenibles. Por ejemplo, en este sentido, hay que mencionar la salud mental, una situación que cada vez esta más presente por el tipo de sociedad en la que vivimos y que está requiriendo una mayor inversión y desarrollo, porque como se ha puesto sobre la mesa hace poco, lo que estamos haciendo en este sentido es insuficiente y tenemos que poner los trastornos mentales, debido a su incidencia, como una prioridad.
Objetivos, metas… que para mi deben ir acompañados de una buena comunicación e información sanitaria. Los centros sanitarios no invierten en esto, delegan en los periodistas, que me parece bien, pero debería de haber una comunicación más trabajada y por tanto una coordinación mayor con este otro colectivo de profesionales. Si durante la pandemia se hubiera dado a la comunicación la importancia que se merece, se podrían haber evitado muchas falsas alarmas.
Seguiremos informando…
