Este estudio publicado por Economist Impact ha tenido como objetivo revisar las evidencias disponibles para descubrir el impacto que la COVID-19 ha tenido en los pacientes con ECV, la prestación de atención cardiovascular, así como las implicaciones de la “COVID de larga duración” para los sistemas sanitarios en el futuro. Especialmente, se ha centrado en los datos de las regiones de Europa Occidental -en particular Francia, Alemania, Italia, España y el Reino Unido-.
Así, las principales conclusiones de este informe se basaron en las evidencias disponibles y en los debates con expertos en cardiología, neurología y salud pública para identificar las áreas de estos países en las que podrían introducirse mejoras para hacer frente a las crecientes necesidades de la comunidad de personas con Enfermedades Cardiovasculares (ECV). Sólo en 2020 más de 60 millones de personas vivían con ECV en la Unión Europea, y sólo en ese año se diagnosticaron cerca de 13 millones de nuevos casos.
Las ECV tienen una serie de factores de riesgo relacionados con el estilo de vida como el colesterol y la presión arterial elevados, la escasa actividad física, la obesidad y la diabetes, además de la edad, y es que, nos enfrentamos a una población que sigue envejeciendo. En Europa se prevé que en 204 155 millones de personas tengan ya más de 65 años y por ello se cree que la incidencia de las ECV va a aumentar drásticamente. Pero, toda esta situación es muy probable que se haya agravado aún más con la pandemia de COVID-19 debido a la relación entre la infección y el desarrollo de ECV.
En esta línea aunque el informe de The Economist Impact confirma que las personas que han dado positivo en la prueba de COVID-19 corren un riesgo aún mayor de sufrir ECV y acontecimientos sanitarios relacionados, como insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y arritmia. También asegura, que el 80% de las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares prematuros son prevenibles, lo que demuestra la necesidad urgente de abordar esta crisis sanitaria.
Otras implicaciones de la pandemia en la comunidad de las ECV
El informe también descubre las implicaciones indirectas de COVID-19 en los sistemas sanitarios y por relación directa, en la atención a las ECV. La capacidad limitada de unos sistemas sanitarios sobrecargados de trabajo, combinada con el miedo de los pacientes a exponerse al virus, ha hecho que en estos dos últimos años, la atención cardiovascular se reduzca a todos los niveles. Esto ha fomentado que haya aumentado la mortalidad a corto plazo, y a su vez, el riesgo a largo plazo.
Ahora bien, este fenómeno ha continuado a medio plazo. Casi un año después del inicio de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) seguía informando de la existencia de grandes problemas relacionados con el control de la presión arterial y el tratamiento cardiovascular de urgencia. La investigación ha descubierto también que en este sentido la perturbación del sistema sanitario ha adoptado diversas formas en los distintos niveles de atención: desde la inevitable falta de servicios de urgencia y de gestión de los factores de riesgo hasta los retrasos en el diagnóstico de las ECV.
La urgencia de reorientar los esfuerzos hacia las ECV
La crisis de la pandemia aguda exigíó hace dos años atención y recursos inmediatos pero ahora, el informe de The Economist Impact demuestra la urgente necesidad existente de que los sistemas sanitarios vuelvan a centrar sus esfuerzos en atender las necesidades no cubiertas de la ECV, ya que estas patologías suponen la principal causa de muerte en Europa. Por ello es necesario un enfoque renovado en la prevención, la detección de los síntomas y la identificación de los factores de riesgo que permita reducir las implicaciones de la futura carga de la ECV.
En relación con el informe, Oliver Appelhans, Head Commercial Operations, Head Affiliate & Partner Management Specialty Medicines de Daiichi Sankyo Europa, ha explicado que, “ahora, más que nunca, debemos abordar el enorme impacto de la ECV en Europa y cómo se ha visto exacerbado por la pandemia de COVID-19”.
Y ha querido concluir reiterando la idea de que, “como industria, tenemos un importante papel que desempeñar para satisfacer las necesidades de la comunidad médica y ayudar a proteger a las personas de las ECV. En Daiichi Sankyo Europa, seguimos comprometidos en trabajar estrechamente con la comunidad sanitaria y los socios de la industria para apoyar una mejor atención, situando la prevención en el centro de nuestros esfuerzos”.
Seguiremos informando…