La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en la tecnología de moda. Todo el mundo ha oído hablar de ella, aunque no termina de entender bien en qué consiste.
Por esta razón, desde PRNoticias.com hemos querido ahondar en el tema, a propósito del #DíaMundialdelasTelecomunicaciones. ¿Para qué sirve y para qué no sirve la IA?
A veces se presenta como una solución mágica a multitud de problemas, mientras que en otras se dibuja como una amenaza apocalíptica. Ante esta dicotomía, hemos entrevistado a Javier Gargía Algarra, director académico del área de Ingeniería y Ciencias en el Centro Universitario U-tad.
Para aclararlo desde el inicio, el experto ha adelantado seis de los mitos más extendidos sobre el funcionamiento y la capacidad de esta tecnología:
1.- La inteligencia artificial consigue que las máquinas piensen, aprendan y actúen como los humanos, pero no es así.
2.- La IA vale para casi todo. Es verdad, ha tenido éxito en unos cuantos campos, pero no es universal.
3.- La IA puede ser machista, racista, insensible… El problema es que las aplicaciones de IA producen resultados indeseados si se han entrenado con datos sesgados.
4.- La inteligencia artificial utiliza neuronas artificiales para aprender, es lo que se conoce como aprendizaje profundo, pero no tiene que ver con la capacidad de filosofar de la máquina, sencillamente esa aplicación tiene múltiples comparadores conectados en cadena.
5.- La IA va a acabar con todos los puestos de trabajo repetitivos. Esta afirmación es verdadera en gran medida, pero la IA solo terminará con empleos de baja creatividad y, a cambio, hará que aparezcan otros en los que se necesite personal más capacitado.
6.- Es inevitable que las máquinas inteligentes acaben dominando el mundo. Esta visión distópica tiene su origen en la ciencia ficción.
Pero nosotros hemos querido ir más allá, desde el punto de partida:
-¿Qué es exactamente la inteligencia artificial?
-La inteligencia artificial es una disciplina dentro de las ciencias de la computación en la cual a partir del desarrollo de una serie de algoritmos resuelve cierta tipología de problemas; a partir de un volumen elevado de información el algoritmo aprende a clasificarla e incluso puede llegar a hacer predicciones a través de patrones determinados. Hay una serie de requisitos en la información o datos que se introducen en estos algoritmos para que la inteligencia artificial genere resultados de valor: no solo es necesario un determinado volumen, sino que además este debe ser representativo, no aleatorio y disponer de un serie histórica de datos en la que basarnos.
-¿Y qué no es la inteligencia artificial?
-La inteligencia artificial no es una bola de cristal para predecir el futuro; aunque algo de increíble tiene; no es necesaria una programación donde un software le diga de forma directa qué es lo que tiene que hacer con los datos de entrada. Hay por detrás un aprendizaje automático a través de la información que le introducimos y los algoritmos.
-¿Está de ‘moda’ el concento de inteligencia artificial?
-La inteligencia artificial tiene una parte bastante dada a la ficción, a lo cual ha contribuido el cine y la literatura. También hay una parte que despierta recelo, y es la relacionada con la tecnología y los cambios sociales que su adopción puede representar. Como cualquier cambio tecnológico, supone retos y adaptaciones, y por supuesto, formación en las nuevas habilidades. Esto es algo en lo que cualquier sociedad y los individuos deben incorporar a sus planteamientos profesionales; la formación continua, estar abiertos a la tecnología. La inteligencia artificial va a permitir resolver problemas que hasta ahora eran impensables, es una disciplina que potencia y optimiza los tiempos de análisis de información y extracción de conclusiones. La información empieza a ser organizada en conocimiento y éste a la obtención de patrones de comportamiento e incluso predicciones.
-¿Y se aplica bien este concepto o se aplica a cualquier cosa que tenga que ver con tecnología?
-Depende de quién use este concepto, se aplica más o menos con rigor. Está claro que hay mucha confusión entre machine learning, deep learning e IA. La inteligencia artificial engloba a ambos, conformando el machine learning, lo que llamamos aprendizaje automático (los algoritmos analizan datos, aprenden de ellos y descubren los patrones que hay implícitos) y por otro lado está el deep learning, que usando redes neuronales organiza los algoritmos y es capaz de aprender del gran volumen de información que se introduce.
-Hablas de seis mitos sobre el funcionamiento de la inteligencia artificial. Si hubiese un séptimo mito, ¿cuál sería?
-El siguiente mito sería hablar de una inteligencia artificial ética. La IA no es ni deja de ser ética, son las personas que programan los algoritmos los que introducen los sesgos. Lo que está claro es que hay que disponer de una legislación y se debe exigir una transparencia en los algoritmos que toman decisiones que afectan a las personas y a sus derechos, como el acceso a una subvención, a servicios sociales, evaluaciones psicológicas, etc. Las máquinas no son perversas, y los mismos problemas de sesgo que hay en la sociedad actual es posible que se trasladen a los algoritmos, porque es innato al ser humano. Es importante que haya un control sobre la información que se permite obtener del ciudadano, el uso que se hace de ella…y esto es algo que a nivel europeo ya se está tomando muy en serio y se está trabajando para que esté regulado.
-¿Hacia dónde vamos con la inteligencia artificial? ¿Y hacia dónde no deberíamos ir?
-La inteligencia artificial nos debe llevar a automatizar tareas, a mejorar y a optimizar procesos, a que podamos dedicar nuestra mente a plantear soluciones creativas, a investigar mejoras en nuestra sociedad, empresa, institución… Es una tecnología muy potente, que puesta al servicio de la sociedad, nos puede llevar a grandes avances como nunca se había imaginado: plantear medicamentos personalizados para una enfermedad como el cáncer, predicciones meteorológicas que eviten catástrofes naturales, y un sinfín de posibilidades. Por supuesto, deberíamos tener una masa de población lo suficientemente formada para que como país no nos quedemos atrás y podamos acompasar el potencial que supone esta tecnología, y que junto al talento humano, nos permita ocupar una posición destacada en esta industria 4.0 cada día más digital.
Seguiremos comunicando…