Según revela la vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMEG) y coordinadora del Grupo de covid persistente, Pilar Rodríguez Ledo, en una entrevista concedida a EL MUNDO, faltan registros que atestigüen la realidad del número de contagios y además, advierte de que no se sabe qué pasa con los pacientes de covid persistente en el largo plazo, pero sí le consta que se empiezan a detectar procesos oncológicos de deterioro, regeneración de retina, algunas neoplasias y el debut de una diabetes.
“No podemos ser alarmistas ni conformistas, pero tenemos que averiguar qué sucede”, ha señalado Rodríguez Ledo, que explica que en el largo plazo “el virus al estar escondido en alguna parte del organismo puede acabar produciendo una alteración del mismo y darse una mutación que derive en mayor prevalencia de cáncer”. Aunque también es posible, según afirma la experta, que “al ser pacientes a los que se les hacen múltiples pruebas y están en tantas consultas se les diagnostican más cosas”.
Principales síntomas de la enfermedad
De los 12.436.538 casos notificados, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, el 10% desarrolla covid persistente, una enfermedad multisistémica que puede afectar a cualquier parte del organismo.
Entre sus síntomas, el más común hasta el momento es es la astenia, un cansancio intenso que no permite realizar las actividades diarias. Aunque es cierto que no todo el mundo sufre los síntomas de manera constante sino que tiene exacerbaciones, unos días puede mejorar y otros empeorar pero la recuperación, a día de hoy, por lo que se ha podido comprobar, es escasa. Lo que sucede con estos pacientes es la adaptación a sus nuevas circunstancias, es decir, aprenden a vivir con limitaciones.
Ahora bien, además de la astenia, los pacientes con covid persistente tienen que lidiar con síntomas neurológicos como dificultad de concentración, la llamada “niebla mental”, déficit de atención, cefalea, taquicardias, bradicardias y arritmias, dolores articulares y musculares y dificultades en la respiración. A lo que hay que añadir, que muchos de los pacientes están sufriendo estos síntomas desde hace dos años, con lo que están ya en el largo plazo.
La experta Rodríguez Ledo ha comentado a EL MUNDO, que los pacientes de la primera ola fueron los que tuvieron una sintomatología más intensa, con una media de 36 síntomas diferentes en seis meses. En las siguientes olas los síntomas fueron menos numerosos e intensos y empezó a haber más prevalencia en hombres.
Todavía no es considerada una enfermedad profesional
Lo que más claro deja la experta en su entrevista es que aunque “hablamos de salud” también hay que integrar, “la economía”. Y es que las personas con covid persistente son población activa que trabaja y con la enfermedad “deja de trabajar y de ser eficiente”.
Por el momento, el Gobierno no reconoce las bajas laborales por covid persistente bajo el amparo de que falta legislación pero “la legislación se hace cuando se necesita, hay que ser valientes”, precisa esta responsable. No obstante, la valentía supondría una “situación que económicamente va a generar un gasto asistencial también a nivel social”.
Actualmente, a los que no pueden trabajar por covid persistente les den una baja laboral “por problemas de salud colaterales, como el cansancio extremo”. “Es como si a alguien con neumonía le dan la baja por fiebre, con el agravante -recuerda- de que muchas de estas personas se han contagiado en el lugar de trabajo”.
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