El final del uso obligatorio de mascarillas, tanto en espacios exteriores como interiores, en la primera mitad del año ha coincidido con un considerable aumento de consultas en Urgencias y Atención Primaria por casos de infecciones respiratorias poco habituales en estos meses, tal y como se ha puesto de manifiesto desde la comunidad sanitaria. Entre los factores que explican el inusual brote de infecciones, según apuntan diferentes expertos, está el desplazamiento de las enfermedades estacionales y la mayor debilidad del sistema inmunitario principalmente entre niños menores de dos años que han estado sobreprotegidos durante la pandemia.
Esta situación puede confirmarse también desde la distribución farmacéutica, ya que entre los meses de febrero y junio se ha registrado un importante incremento de la demanda de medicamentos antigripales, según el análisis del último Observatorio de Tendencias de Cofares, que se centra en el comportamiento social a raíz de la demanda registrada en las farmacias.
En febrero, coincidiendo con el final del uso obligatorio de mascarillas en exteriores, creció el reclamo de los antigripales un 158 % en términos interanuales. Una tendencia que continuó al alza en los meses posteriores, cuando comenzaban a subir los termómetros. En concreto, en marzo el incremento fue del 208 %, llegando al pico más alto en abril, mes en el que el uso de la mascarilla dejó de ser obligatorio en espacios interiores, con un 288 %. La escalada comenzó a ceder en junio, momento en el que el consumo repuntó solo el 178 %.
En términos territoriales, Asturias se sitúa a la cabeza: en el Principado la demanda de antigripales creció en marzo el 1.469 % en términos anuales (para el resto de las comunidades autónomas, consultar tabla en la siguiente página).
Mayor protección frente al sol
Algo similar ocurre con los productos solares, cuya venta en farmacias también se ha visto incrementada a raíz del fin del uso obligatorio de mascarillas en exteriores en el mes de febrero, lo que favoreció que las personas volvieran a disfrutar de más tiempo al aire libre. A esto habría que añadir que en el periodo comprendido entre febrero y junio se han registrado temperaturas más altas de lo habitual.
El primer episodio de altas temperaturas – iguales o superiores a 40º – ha llegado en mayo, en plena primavera. Un acontecimiento que en décadas pasadas estaba reservado para los meses de julio como tónica habitual.
Según se desprende de los datos del Observatorio de Tendencias de Cofares, además de la anticipación de la primera ola de calor, de nuevo hay que referirse al desuso generalizado de las mascarillas. Coincidiendo con el fin de su utilización en exteriores, se detectó un aumento del 74 % de los solares respecto al año anterior. Si bien en marzo este incremento se moderó hasta el 16 %, en abril y mayo volvió a crecer, alcanzando el 35 % y el 40 %, respectivamente. Los datos respaldan que el ‘efecto verano’ ha adelantado el consumo de protectores, cuya demanda se queda únicamente en el 8 % en junio.
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