El problema de acceso a los medicamentos innovadores requiere en España una solución urgente. Se estima que el tiempo desde la aprobación central en la Unión Europea hasta la disponibilidad de medicamentos innovadores en España es de 517 días, frente a los 133 de Alemania y lejos de los 180 días establecidos por ley.
Además, en esta misma línea, se puede destacar que de los 85 medicamentos innovadores aprobados en España en el periodo 2017-2020, solo el 59% están disponibles para uso público. Y, de los 160 medicamentos innovadores que hay aprobados en Europa a fecha 1 de enero de 2022, solo el 31% tienen disponibilidad pública total, lo que supone que nuestro país tiene una posición desfavorable ante la media europea en tiempo de disponibilidad de medicamentos innovadores.
Actualmente, nuestro país no tiene un proceso de acceso anticipado a medicamentos innovadores, a diferencia de otros países europeos. Según Marta Villanueva, directora general del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS), “todos estos retrasos en el acceso ponen en riesgo la salud y el bienestar de los pacientes e incurren en costes sanitarios y no sanitarios que podrían ahorrarse con la incorporación de nuevos medicamentos”
De hecho, añade que, “se estima que el acceso a la innovación farmacéutica podría suponer un ahorro potencial de 1.542 millones de euros anuales en nuestro país. Por ejemplo, un acceso temprano a aquellos fármacos con mayor beneficio clínico y la reducción del número de informes de posicionamiento terapéutico necesarios para la comercialización de medicamentos, podría reducir los días para que un medicamento innovador esté disponible en España. Esto podría acercarnos a los 133 días que se necesitan en Alemania, donde existe esta vía”, una conclusión procedente del informe ¿Qué pasaría si se facilitase el acceso a la innovación farmacéutica?, impulsado por la Fundación IDIS
Y es que, la entidad ha llevado a cabo este informe con el objetivo de realizar un análisis de las consecuencias teóricas directas e indirectas que podría tener un cambio en el modelo de aprobación de medicamentos.
El gasto sanitario en España representa a día de hoy el 9,1% del PIB, por debajo de países como Alemania (11,7%), Inglaterra (10,2%) y Francia (11,7%). Sin embargo, también es necesario resaltar que, de los países analizados, España cuenta con un 70% de financiación de medicamentos por parte del Estado y es el segundo país que destina un mayor porcentaje de su gasto sanitario a fármacos (14,8%).
Por ello, en este marco, “es fundamental recordar que la innovación farmacéutica es esencial para la salud y la calidad de vida de las personas, debido a que, a lo largo de los años, esta innovación ha permitido curar enfermedades, paliar síntomas y mejorar las condiciones de vida de los pacientes. Por ello el medicamento no debería considerarse un gasto, sino una inversión y un mecanismo de ahorro, productividad y eficiencia ante las consecuencias del envejecimiento progresivo de la población y la cronicidad y fragilidad consecuentes”, explica la directora general de la Fundación IDIS.
Impacto en costes hospitalarios, estancias hospitalarias y capacidad de recursos
En concreto, el informe señala que la aprobación de medicamentos innovadores disminuiría costes directos tales como la medicación (al mejorar el cumplimiento de los tratamientos por parte del paciente y su pronóstico), las visitas reiteradas a profesionales sanitarios, hospitalizaciones, etc. Este impacto sería consecuencia del ahorro al evitar recaídas, reducir los eventos adversos y/o aminorar las complicaciones, un ahorro en gastos hospitalario que podría llegar a ser de 52 millones de euros por cada 10% de incremento promedio de gasto farmacéutico hospitalario.
Diversos estudios en Estados Unidos señalan también que, por cada dólar adicional de gasto farmacéutico en la población general, se logra un ahorro promedio neto del gasto directo sanitario entre 2,3 y 7,2 veces mayor.
En otro orden de cosas se ha evaluado el impacto que tendría esta situación en estancias hospitalarias. En España, el número total de días que permanecieron ingresados los pacientes que han sido dados de alta en 2019 ascendieron a 39,6 millones. Si extrapolamos el dato de diversos estudios en Francia y Suecia a nuestro país y le aplicamos un 10,5% de reducción de hospitalizaciones gracias al uso de medicamentos innovadores, se estima que ese año se habrían reducido a 35,6 millones (4 millones menos) y que el ahorro generado para la sanidad habría sido de 1.274 millones de euros (se tiene como referencia que el coste medio por ingreso hospitalario en 2016 era de 2.787 €).
Por otro lado, la aprobación de medicamentos podría liberar recursos de personal. Un estudio realizado en Holanda muestra que la incorporación de 10 medicamentos innovadores suponía un ahorro anual equivalente al coste laboral de más de 7.000 personas; extrapolando este dato a España y asumiendo un salario bruto medio de 30.000 € al año, el ahorro generado podría ser de 216 millones de euros en total. Por último, se explica que esta circunstancia también podría tener otros impactos como un aumento de la productividad como consecuencia de la disminución de bajas laborales, mejora de la salud de la población o mayor bienestar de los pacientes.
Respecto a esto, Marta Villanueva ha explicado que “la introducción de nuevos fármacos a nivel de vacunación, VIH, enfermedades cardiovasculares, cáncer o hepatitis C ha logrado grandes hitos en la salud de las personas. Por ejemplo, gracias a la vacunación ha desaparecido la enfermedad meningocócica de Navarra o se ha reducido la incidencia de la varicela en un 93% en la Comunidad de Madrid”.
Por ejemplo, el informe detalla que gracias a las innovaciones en tratamientos contra el VIH se redujeron en un 85% los fallecimientos en Estados Unidos y se aumentó en 10 años la esperanza de vida de estos pacientes. Asimismo, se produjo una reducción de la mortalidad del 47% en pacientes con enfermedades cardiovasculares y un aumento de la esperanza de vida en 0,45 años.
Por último, el informe muestra cómo la introducción de nuevos tratamientos también ha logrado disminuir la prevalencia de la hepatitis C en un 50% o aumentar la supervivencia de un 60% en los casos de cáncer o de 2,5 años en la esperanza de vida de estos pacientes.
La directora general ha explicado a modo de conclusión que “en esta época de pandemia motivada por el SARS-CoV-2 (COVID-19) se ha puesto de relieve la importancia de disponer de una industria farmacéutica y biofarmacéutica potente una vez que es un sector estratégico para un país. De hecho, tenemos como ejemplo la llegada de hasta cuatro vacunas y tratamientos para este virus en un corto plazo de tiempo”.
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