Mediaset atraviesa momentos de incertidumbre. La salida de Paolo Vasile simboliza la culminación de una era televisiva cuyos últimos coletazos comenzaron a vislumbrarse en 2017, cuando Carlota Prado, concursante de Gran Hermano, fue presuntamente violada en la casa de Guadalix de la Sierra. El conocido como ‘Caso Carlota’ supuso un antes y un después para Mediaset, que a partir de entonces vio cómo su modelo televisivo iniciaba una travesía sin retorno.
Fue a partir de entonces cuando desapareció la marca Gran Hermano. En Mediaset, y más concretamente en Telecinco, comenzaron a idear todo tipo de artimañanas para seguir emitiendo una suerte de sucedáneos al estilo de Gran Hermano (veáse La casa fuerte). La jugada, sobra decirlo, no surtió efecto. A excepción del boom de La isla de las tentaciones, los realities de Telecinco no han vuelto a ser lo que fueron.
Entre tanto, la principal cadena del grupo perdió la corona televisiva a manos de Antena 3. Los de San Sebastián aprovecharon que las aguas bajaban revueltas en Fuencarral para hacer valer un modelo radicalmente opuesto al que en su momento encumbró a Telecinco. Y de aquellos barros, estos lodos. Ahora Mediaset navega sin rumbo mientras se libra una guerra interna en sus oficinas y en sus platós.
Batalla sin cuartel entre La Fábrica de la Tele y Unicorn Content
Más allá del mandato efectivo del que gozará quien suceda a Paolo Vasile, la batalla por controlar Mediaset se disputa en la trastienda. La tensión entre La Fábrica de la Tele y Unicorn Content -productoras de referencia del grupo- aumenta día a día con Jorge Javier Vázquez y Ana Rosa Quintana como protagonistas.
En las últimas semanas ambos han mantenido una guerra dialéctica con tintes políticos. “Ves los editoriales de Ana Rosa Quintana y dan ganas de meterte en un convento para que el apocalipsis te pille en silencio”, aseguró Jorge Javier recientemente en su editorial semanal en la revista Lecturas.
A nadie le sorprende la politización de un presentador que se ha destapado sin tapujos como votante de izquierdas y máximo opositor mediático a las políticas de Isabel Díaz Ayuso. Lo que sí sorprenden son estos recientes ataques a su compañera de cadena. Unos ataques que no son más que la constatación de una guerra entre La Fábrica de la Tele, productora de Sálvame, y Unicorn Content, empresa propiedad de Ana Rosa.
El enfrentamiento entre ambas por controlar Mediaset también esconde un debate claramente ideológico. Mientras Jorge Javier defiende las tesis del Gobierno, Ana Rosa es crítica con las bondades que se intentan trasladar desde Moncloa.
Es, en definitiva, una guerra por controlar “la verdad” e imponer una línea en Mediaset. “Este programa es de rojos y maricones”, llegó a decir Jorge Javier en Sálvame. Toda una declaración de intenciones que tuvo como consecuencia una división entre los espectadores, y más tarde, una caída en audiencias de la que el programa aún se resiente.
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