Decir que la prensa tradicional no atraviesa un buen momento se ha convertido en una suerte de mantra. Lejos de revertir su situación, los periódicos que aún mantienen su edición en papel ven cómo la digitalización creciente acorrala día a día a la prensa escrita. A esta circunstacia se suma ahora otro incoveniente. En los últimos meses los costes del papel han aumentado alrededor de un 55% a causa de la inflación galopante que recorre Europa.
En no pocas ocasiones las empresas editoras de los principales diarios europeos han mostrado su preocupación, asegurando que no sabrán si podrán mantener las ediciones impresas. De no ser así, los compradores habituales de periódicos y/o revistas sufrirían los estragos de la conocida como brecha digital, pues según numerosos estudios son las personas mayores quienes compran la prensa a diario de forma mayoritario.
Para poner solución a esta problemática, países como Francia se están planteando conceder ayudas estatales a los medios de comunicación informativos que cuentan con ediciones impresas. La intención, que ya se está estudiando en otros países, es trasladar esta propuesta al Parlamento Europeo para idear un plan de actuación.
Igualmente, es importante destacar la importancia de la publicidad para este sector. Durante los primeros nueve meses del año, la prensa ha facturado 218 millones de euros procedentes de los anunciantes. Si comparamos esta cifra con la de 2019, cuando la prensa facturó 304,9 millones en publicidad, observamos los estragos que ha provocado la pandemia en este sector, ya de por sí maltratado antes del estallido de la crisis del Covid.
La prensa tradicional en números
El encarecimiento de los costes del papel supone un nuevo problema para un sector que agoniza. La prensa tradicional vive sus horas más bajas después de que las ventas cayeran un 2% entre julio de 2021 y julio de 2022, según los últimos datos del Estudio General de Medios (EGM). Un dato que se traduce en 115.000 lectores menos de prensa en papel, arrojando un total de 5.621.000 lectores diarios.
A falta de algo más de un mes para conocer los resultados de la nueva oleada del EGM, las previsiones son dramáticas. Ni lo más optimistas pueden vaticinar una mejoría en las ventas, que se resienten trimestre a trimestre desde hace años y que pone en peligro la facturación de los diarios en materia de publicidad.
La incapacidad de fidelización de los muros de pago
La situación de la prensa digital tampoco invita al optimismo. Los conocidos como “muros de pago” no han logrado consolidarse como alternativa real a la prensa tradicional. Una circunstancia que obliga a los diarios de nuestro país a vivir entre dos aguas. Por un lado, buena parte de su contenido continúa siendo de acceso libre para los lectores, mientras que una parte más reducida del mismo sólo se puede leer si se paga una suscripción mensual o anual.
En una charla reciente organizada la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), portavoces de diferentes medios escritos coincidieron en las dificultades que están teniendo a la hora de implantar los muros de pago entre los lectores de prensa. “Los muros de pago van a ser una vía de ingresos más, pero no es la solución en mayúsculas”, aseguró la directora de Público, Virginia Pérez Alonso.
En esta línea, destacó la alta volatilidad de este modelo de suscripción: “Si entendemos que muchos usuarios se dan de alta gracias a las promociones tenderemos a pensar que muchos se dan de baja también después de aprovechar esa promoción o cuando se acabe. Esto nos convierte en un grupo con muchos riesgos de bajas”. Esta cuestión arroja una conclusión clara: los muros de pago son, hasta la fecha, incapaces de fidelizar a su potencial audiencia.
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