“Coagulín”, el programa pediátrico de seguimiento de la anticoagulación oral mediante telecontrol del Hospital Universitario General de Villalba, integrado en la red pública madrileña, fue galardonado la pasada semana en los Premios a las Iniciativas en Humanización de la Medicina Dr. Vicente Pozuelo Escudero, entregados por el Patronato de la Fundacion del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM), en un acto que contó con el Dr. Manuel Martínez-Sellés, presidente del ICOMEM; Mª Ángeles Gómez, jefa del Área de Coordinación de Proyectos de Humanización de la Medicina de la Consejería de Madrid; y José Francisco Zamarriego, memorial Dr. Vicente Pozuelo.
El galardón, con el que la Fundación para la Educación y Formación Sanitaria reconoce las iniciativas que contribuyen a hacer la asistencia sanitaria más humana, convencidos de que “humanizar es la esencia de la Medicina”, como asegura el Dr. Martínez-Sellés, fue recogido por el Dr. Rafael Martos, jefe del Servicio de Hematología del hospital villalbino y promotor de un proyecto que facilita a los pacientes pediátricos con problemas de coagulación el proceso de control del tratamiento desde el domicilio, con resultados “altamente satisfactorios” desde su puesta en marcha hace alrededor de cinco años.
“Coagulín permite seguir el tratamiento de anticoagulación oral a distancia, gracias a las herramientas digitales -el Portal del Paciente (aplicación propia del hospital), el Diálogo web, herramienta de la app, el teléfono…- , lo que mejora la calidad de vida del niño y de su familia; reduce desplazamientos innecesarios al hospital, que no aportan valor ni al menor y sus allegados ni a los profesionales sanitarios, y sus correspondientes gastos, días de colegio o trabajo perdidos y rutinas alteradas, facilitando la conciliación familiar y laboral; evita el sentimiento de enfermedad en los pequeños, permitiéndoles dedicarse a ‘ser niños’, y el de sobrecarga a sus padres; hace partícipe y responsabiliza al menor del tratamiento que tiene que seguir; le proporciona un ambiente óptimo y de confianza y favorece un seguimiento más estrecho y cercano con su médico y enfermera; todo ello manteniendo resultados clínicos fiables y seguros”, explica el Dr. Martos.
Y es que, como recuerda el hematólogo, “aunque afortunadamente la prevalencia de niños que precisan anticoagulación oral es baja y suele limitarse a un tratamiento de un periodo relativamente corto -generalmente por cirugías, ser portadores de catéteres, o por padecer enfermedades con alto riesgo de trombosis secundaria, como patologías cardiacas y oncológicas-, los menores con este tipo de medicación necesitan hacer numerosos controles de coagulación para monitorizar su efecto -un niño mal anticoagulado tiene más riesgo de sangrado o de trombosis-, lo que, de no ser por este programa, puede ocasionar un importante deterioro de la calidad de vida, no solo del menor, sino también de sus familias”.
Con esta iniciativa, pionera en su entorno y que, en palabras de su promotor, “pretende ser ejemplo y sentar las bases de este tipo de control de la anticoagulación para el resto de los centros”, se consigue la “adecuada gestión de los recursos para ofrecer la mejor atención posible a los pacientes obteniendo los mejores resultados en la salud y cumpliendo y satisfaciendo sus necesidades y expectativas en el menor plazo posible y de la forma más humana y eficiente”.
Resultados altamente satisfactorios
Un esfuerzo que, a la luz de los resultados obtenidos, está más que bien dirigido, ya que el programa ha llegado a tener en seguimiento durante algunos periodos hasta 21 niños con diversas patologías médicas, y actualmente hay 17 en tratamiento activo con anticoagulación oral, de perfil muy variado y con edades comprendidas entre los 4 y los 16 años, cuyas principales razones médicas de anticoagulación oral son la prevención y profilaxis de datos trombóticos.
Adicionalmente, el Dr. Martos explica que los datos recogidos mediante encuestas a padres o tutores legales, que evalúan aspectos como la calidad de vida de las familias, los seguimientos personalizados, la pérdida de días de trabajo o de colegio, la fiabilidad de los controles o la satisfacción general con el programa, muestran porcentajes de satisfacción superiores al 96 por ciento desde el lanzamiento de Coagulín.
“Es más -añade el jefe del Servicio de Hematología del hospital villalbino-, gracias a la realización de los controles de forma más rutinaria y a la posibilidad de responder a las dudas o inquietudes de los pacientes y familiares casi en tiempo real a través de las herramientas digitales, los resultados en eficacia y calidad asistencial son muy superiores en los niños que están en el programa Coagulín”. Así lo demuestran el menor número de visitas a Urgencias relacionadas con la anticoagulación, el menor índice de complicaciones hemorrágicas o trombóticas y una menor necesidad de soporte con heparina de bajo peso molecular o de vitamina K respecto a niños con control hospitalario.
Y así lo confirma también el Premio Humanización de la Medicina Dr. Vicente Pozuelo Escudero que, en palabras del Dr. Martos, “es una inmensa satisfacción que nos recuerda que una atención más personaliza para los pacientes es beneficiosa tanto para ellos como para sus familias”, y el que Coagulín recibió tan solo dos días después: Premio a la Mejor Iniciativa 2022 en el 1º Encuentro anual para responsables de RSC de Quirónsalud. Reconocimientos ambos a los que, sin duda, seguirán otros muchos que avalarán la eficacia, calidad y, sobre todo, humanidad de este proyecto.
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