La encuesta publicada por ‘El País’ en el Día de la Constitución no ha pasado desapercibida, especialmente en lo referente al liderazgo de la llamada ‘izquierda alternativa’. Y es que dicho apartado ha supuesto un estacazo en toda regla a las aspiraciones de Pablo Iglesias e Irene Montero.
En ese sentido, el diario de Prisa otorga el liderazgo de dicha izquierda a Yolanda Díaz, vicepresidenta y ministra de Trabajo, con un 47,7%, seguida por el líder de Más País, Inigo Errejón, con un 19,1%, y con Alberto Garzón en tercer lugar con un 13%. El sector morado quedaría en una posición difícil, con Pablo Iglesias situado en la mejor posición con un 7,6%, seguido por Irene Montero (7%) e Ione Belarra (5,7%).
El posicionamiento de Iglesias y su entorno no parece ser casual, ya que el exvicepresidente, en su actual faceta de telepredicador, y la ministra de Igualdad, en su peor momento político, se hunden en su camino por el liderazgo de la izquierda situada más allá del PSOE.
La larga mano de ‘Cubanino’ Barroso
Pero los resultados de la encuesta de ‘El País’ también han contado con otra interpretación: la de poner en su sitio a la pareja de Galapagar, que en las últimas semanas ha emprendido una operación para mandar a la cuneta a Díaz. Y en eso tendría que ver el papel de Miguel Barroso, ‘Cubanino’, consejero áulico de Pedro Sánchez y hombre orquesta del Grupo Prisa, rendido al servicio de La Moncloa por su obra y gracia.
Bajar las orejas a su asalariado -vía la SER- Iglesias y su entorno y sostener a Diaz frente a la ofensiva de sus excompañeros no parece la única batalla que tiene abierta Barroso en el Ejecutivo de Sánchez. Lo sabe bien Fernando Grande-Marlaska, que en los últimos días lleva recibiendo el ‘fuego amigo’ del diario de Prisa. Y es que ‘Cubanino’, ahí, parece tener divergencias con su amo y señor.
Titulares como “Marlaska se enroca en sus explicaciones sobre la tragedia de Melilla” o un reportaje de dos páginas bajo el titular “El difícil equilibro de Marlaska” (con viñeta de Peridis incluida) no parecen ser casuales y en el entorno gubernamental se da por hecho que Barroso quiere la cabeza del ministro de Interior.
La cuestión, reconocen, es saber si se trata de una cruzada personal de ‘Cubanino’ o de un encargo procedente de Moncloa.
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