El Gobierno cuenta con un plan para seguir ocupando la Moncloa durante, al menos, cuatro años más. A finales de 2023 se celebrarán elecciones generales. Conscientes de ello, Pedro Sánchez y compañía han diseñado una estrategia que pasa por beneficiarse de la profunda dejadez de los españoles.
A nadie le sorprenderá a estas alturas que la política cada vez interesa menos a la población. Sin embargo, esto no es nuevo. Se trata de un problema endémico que España arrastra desde tiempo inmemorial.
Ya en la Guerra Civil, cuando las tropas del General Franco cruzaron desde Marruecos hasta la península, la mayoría de los españoles no sabía con qué bando debía ir. Estaban más preocupados por cuestiones más importantes, como llevarse algo a la boca al menos una vez al día.
Al fin y al cabo se trata de sobrevivir. El PSOE lo sabe y juega con ello. Siempre se ha valido de intentar aglutinar a la masa bajo un mismo sentir: el de la voluntad popular. Un mantra que ha repetido y repite hasta la saciedad, y que seguirá repitiendo hasta la celebración de las elecciones generales.
Más si cabe cuando conoce a la perfección que un 70% de la población española pasa olímpicamente de la política. Porque, por si a alguien aún se le escapa, quienes no votan o votan en blanco, no están haciendo otra cosa que perpetuar en el poder a quienes lo ostentan.
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