José Manuel Pérez Tornero se encuentra en el ojo del huracán. Pero, ¿por qué, de repente, tanto interés por los gastos del expresidente de la Corporación y, sin embargo, tan escaso por el de alguno de sus predecesores? Lo cierto es que el exdirectivo de RTVE ha hablado de una “campaña de desprestigio” contra él. Y es evidente que algo hay, porque, como reza el refrán, cuando el río suena, agua lleva.
Al margen de los gastos de Pérez Tornero, no deja de llamar la atención cierta secuencia cronológica desde la salida del expresidente, sustituido por una Elena Sánchez de estricta observancia -personal y familiar- al socialismo del ‘business’ que representa su pareja, Pedro Pablo Mansilla. Un sujeto, por cierto, antiguo socio de Miguel Barroso, onmipresente sal y pimienta de todos los aliños político-mediáticos del sanchismo desde su parapeto de Prisa y con la calculadora de ‘El Armenio’ Ourghoulian funcionando.
A Pérez Tornero le filtran convenientemente sus gastos después de que durante meses Pablo Iglesias y sus compadres le calificasen de “presidente de derechas”, sobre todo tras el cierre del chiringuito podemita de Jesús Cintora en el que mojaba otro eterno, José Miguel Contreras, de La Coproductora, cuate de Barroso, asesor gubernamental y facturador de RTVE que pasó de ser un ‘fan’ de Tornero a ponerle como chupa de dómine cuando, según dice, no mojó lo suficiente en la salsa de la Corporación pública.
Se da la circunstancia de que en el Consejo de la Corporación pululan dos antenas podemitas que han tenido el cuajo de pedir el cese de diversos cargos y periodistas porque sí, porque lo exige el Líder que no perdona que le quitaran el juguete a Cintora, que al final era -o eso se creía él- suyo. Estos dos aspirantes a miembros de los Comités de Defensa de la Revolución se han destacado por su crítica total al expresidente.
Más cosas: llega Elena Sánchez y caen contratos a La Coproductora de Contreras, con Julia Otero como mascarón de proa. Ahora sí, Rick, ahora sí. Y además José Pablo (López) también rema a favor.
Y como éramos pocos, parió la burra con un Enric Hernández, antiguo ‘pelotari’ de Soraya Sáenz de Santamaría, demandando a la Corporación por “despido improcedente” y reclamando actas al Consejo porque, según él, le habían prometido la Dirección de Contenidos Digitales a cambio de renunciar a la indemnización que le correspondía como comisario político-informativo de Moncloa.
El creador del ‘info-entretenimiento’ para capear el convenio marco de RTVE y meter de clavo programas informativos producidos por externos -Contreras-, ¿dónde terminó tras su salida de la Corporación? En Prisa Media. O sea, en ‘Ca Barroso’.
Y eso sólo sin meterse en honduras. ¿Campaña de desprestigio? Quién sabe, ya se verá qué dice Hacienda. Lo de las casualidades (extrañas), sí.
