Cada vez, dentro del amor que todos conocemos como “tradicional”, es más habitual encontrarse parejas con una gran diferencia de edad. Un hecho que todavía, en pleno siglo XXI sigue sin ser bien visto en la sociedad en general y por su entorno en particular. Así, en una era de mayor libertad y flexibilidad como la actual, en la que se deberían de aceptar distintos tipos de amor, este fenómeno sigue causando rechazo y fascinación.
Entonces, ¿por qué vivimos ante tal tabú? No es algo casual: nuestro punto de vista sobre las relaciones de pareja está formada por miles de años de psicología evolutiva. Según un reciente artículo publicado en ‘BBC‘, alrededor del 8% de las parejas heterosexuales se llevan una diferencia de edad de unos diez años, siendo en las homosexuales compuestas por dos hombres del 25%, y del 15% si hablamos de aquellas relaciones compuestas por dos mujeres. Además, para algunos países, la brecha es aún mayor: los datos sugieren que alrededor del 1% de las parejas heterosexuales en Estados Unidos tienen una diferencia de edad de 28 años o más.
A pesar de la frecuencia de este tipo de relaciones en la sociedad, estas causan rechazo a más de una persona. Dándole una explicación cultural, puede estar relacionado con el hecho de que en muchas sociedades no se considera aceptable enamorarse de alguien mucho mayor o menor que tú. Pero, ¿por qué suele suceder? Desde una perspectiva biológica y evolutiva, puede tener mucho que ver con el sentimiento de querer formar una familia: elegimos como pareja a aquellos que proporcionarán los ‘mejores genes’ e Inconscientemente, buscamos a esa persona que pueda estar viva para ayudarnos a cuidar a nuestros futuros hijos.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que también a nivel biológico tanto en hombres como mujeres la fertilidad tiende a disminuir después de los 35 años , aunque es cierto que ellas pierden su capacidad de concebir mucho más rápido, por lo que la edad en cuanto a la idea o el objetivo de tener hijos ,puede ser un obstáculo en este tipo de parejas. Además, las circunstancias socioeconómicas, aunque ya no tienen tanto que ver gracias a la evolución de la mujer en el último siglo, hay que recordar que a principios del siglo XX la diferencia de edad entre parejas era aproximadamente el doble que en el 2000. Esto se debía a que, en un momento en que las mujeres no tenían independencia financiera, era lógico que buscasen a alguien asentado para poder formar una familia, lo que suponía una diferencia de edad lógica.
A medida que las mujeres han ganado mayor poder económico, el atractivo de un cónyuge mucho mayor ha disminuido, lo que hace que las relaciones con diferencias de edad sean menos comunes y, a menudo, más tabú. Por tanto, es en parte irónico, pues en un mundo cada vez más progresista en el que se aceptan diversas formas de amor, sigue viéndose de forma negativa. Incluso han surgido algunos vocablos relacionados con ello: desde el ‘sugar daddy’ a la ‘MILF’, pasando por los ‘daddy issues’ de muchas chicas.
Problemas derivados de la figura parental
En inglés, el término daddy issues suele utilizarse para burlarse de las elecciones románticas o sexuales de las mujeres, insinuando que estas están buscando figuras paternas o ese tipo de autoridad en sus parejas. Lo que sigue suponiendo una crítica del comportamiento de las mujeres, mientras que la figura del hombre sigue quedando intacta.
Y es que, en pleno siglo XXI no solo se ve mal la diferencia de edad en las parejas, sino que la edad desigual con predominio femenino en las relaciones, es sinónimo de rechazo social. Por el contrario, cuando un hombre “maduro”, presenta a su joven novia, todos sus amigos y familiares lo felicitan por su gran conquista, quieren imitarlo, etc. Cuando la mujer lleva a la casa a su novio mucho más joven, será más difícil que acepten esa unión.
A día de hoy son mayores los casos de parejas en los que el hombre es mayor que la mujer y bien, ¿por qué? En cierta etapa de la vida, sobre todo después de los 50 años, los hombres se sienten viejos y una de las maneras de rejuvenecerse es tener una novia mucho más joven que él, además de empezar a ir al gimnasio, quitarse la barba o vestir más jovialmente.
Casos en los que al igual que en el sentido contrario, la sociedad interpreta mal las intenciones de la chica, no del hombre, porque cree que está con él por conveniencia y no por amor verdadero. Algo que se acentúa mucho más si la pareja es un multimillonario. En definitiva y en cualquiera de los casos, como se puede apreciar, el papel de la mujer es el que está mal visto y no el del hombre. Si dejáramos de lado los prejuicios, quizás empezaríamos a aceptar a cualquier pareja, sin importar la edad, la raza, la religión o el estatus social de sus integrantes.
Seguiremos informando…