La trifulca entre Pablo Iglesias y José Manuel García Margallo del pasado lunes en el ‘Hora 25’ de la Cadena SER ha puesto en evidencia lo que hasta ahora era un tema tabú: el malestar generado por el exvicepresidente en la Cadena SER, cuya presencia responde a una decisión de Miguel Barroso, ‘hombre fuerte’ de Prisa y asesor de La Moncloa, según ha podido conocer PRNoticias.
Fuentes internas de la emisora señalan que Iglesias entró en la SER como un guiño de Barroso a su amigo Jaume Roures. El problema, resaltan, es que ahora Barroso se ha encontrado con que Iglesias ha soliviantado a la cadena y la emplea como altavoz de sus ‘vendettas’, incluidas las que mantiene con la parte socialista del Ejecutivo. Y, sobre todo, no sabe cómo afrontar esa cuestión.
Porque el asunto tiene ardiendo a la Cadena SER. Ya no es tan sólo Ángels Barceló -como relató este portal en su momento- quien anda con un enfado mayúsculo por no entender que el mismo Iglesias que cobra de la SER se pase la vida lanzando invectivas contra ella. La cuestión, ahora, llega a la redacción y a la dirección, que es el pararrayos de las quejas de la plantilla.
Y es que varias voces de la redacción han expresado su malestar por el protagonismo de Iglesias y por el uso de su espacio en Hora 25 para sus ajustes de cuentas, periodistas incluidos. Este sentimiento se suma a la advertencia que, semanas atrás, realizaron algunos colaboradores sobre cómo Iglesias, literalmente, se ha comido a Bretos, expresando dudas sobre su continuidad si la situación seguía igual.
“Lo de Bretos es de sobra conocido. Pero lo del lunes demostró que quien marca el programa es Iglesias”, apuntan dichas fuentes, que lo justifican en cómo el gurú de Podemos le tildó de “equidistante” sin que el director del programa se atreviese a llevarle la contrario. Peor aún, cuando, tras la publicidad, Bretos marcó un nuevo tema en la escaleta para dejar atrás la polémica, Iglesias hizo caso omiso y continuó con su asunto. “Tuvo que decir la última palabra y Bretos no dijo ni mú”, inciden.
“Ataca a compañeros de cadena, a compañeros de otros medios, a colaboradores, a medios de Prisa… y Bretos no le para ni una”, es una de las quejas que se transmiten y que han llegado hasta la cúpula directiva de la SER.
La cuestión pasa por que Barroso tiene que tomar cartas en un asunto muy complicado y que está dejando en evidencia sus límites. “Es un gran seductor, un excelente propagandista. Pero su gestión es más que discutible y tiene un problema gordo: o le mete mano a lo de Iglesias y se encabrona con Roures o la SER, que ya está para pocas historias, le va a estallar como un polvorín”, argumentan fuentes de la cadena.
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