En la Tierra a viernes, julio 26, 2024

CONSECUENCIAS TRAS LA ESTABILIZACIÓN DEL COVID-19

El fin de las mascarillas lleva al cierre del 90% de las empresas fabricantes

“REIVENTARSE O MORIR”

La mayoría de los fabricantes han llegado a criticar que las Administraciones públicas opten por importarlas de China porque son más baratas, pero actualmente, este no es el único problema

Tras anunciarse e imponerse recientemente el fin de las mascarillas en transportes públicos y después de que, el 20 de abril de 2022, la Moncloa hiciera efectivo el fin de la obligatoriedad del uso de las mascarillas en espacios interiores, muchos ciudadanos se alegraron de empezar a olvidarse de la mascarilla, mientras que otros muchos se acordaron de ella y optaron por colgarla de las orejas para prevenir disgustos. Sin embargo, fueron muchos más aquellos que se sintieron liberados,  lo que ha arrastrado a multitud de empresas españolas que, con mayor o menor acierto, vieron en la mascarilla una oportunidad de negocio y la posibilidad de hacer su agosto.

Por tanto, la realidad muestra como en los últimos dos años el uso de mascarillas entre la población ha caído progresivamente y muchas empresas que entonces se lanzaron a producirlas ahora han cerrado o están buscando nuevas oportunidades para reactivarse. En empresas donde la fabricación de mascarillas, cuando existía escasez de este producto, supuso una cuarta parte de su facturación, hoy apenas supera el 1%,

Adefarma (Asociación de Empresarios Farmacéuticos de Madrid) reconoce que conforme las obligaciones se volvían más laxas, la demanda bajaba, habiendo un descenso significativo en la compra de mascarillas al comparar el primer mes de este año con enero de 2022. De hecho, tras las declaraciones de la ministra de Sanidad Carolina Darias, que anunciaban que el fin de la mascarilla en el transporte público se aprobaría en el Consejo de Ministros del pasado martes 7 de febrero, las farmacias y las propias fábricas han sido testigos una vez más de la pérdida de interés por estos artículos.

Antes de que la crisis sanitaria estallase, escasamente existían un par de fábricas que se dedicasen a producir mascarillas, asegura la OESP (Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y Epis), sin embargo, en noviembre de 2020 la administración española ya había entregado al menos 100 licencias para la fabricación de mascarillas quirúrgicas y alrededor de 60 para las FPP2. Algo que solucionó la vida de muchas empresas, pero que a día de hoy, de todas ellas, apenas quedan el 10%.

Ante tal situación, muchas de ellas decidieron redirigir sus negocios o abrieron uno nuevo con inversiones millonarias en infraestructura y maquinaria que ahora no se puede explotar en otras actividades. Y es que, es importante recordar que surgieron en un contexto de desabastecimiento nacional en el que incluso la industria textil enfocó parte de su ejercicio en paliar la gran demanda. Además, como denuncian algunos expertos, “a pesar de los impulsos que el Gobierno dio al sector, estos no se ven reflejados en las compras actuales de material sanitario. Ahora mismo, sobre todo en el sector público, más del 90% de las mascarillas se compran en el Sudeste Asiático”.

En este contexto, aquellas fábricas que nacieron con la pandemia y que han conseguido sobrevivir al fin de la crisis sanitaria lo han logrado gracias a que contaban con el músculo financiero suficiente para poder redirigir su actividad, exprimiendo al máximo los recursos que tenían. Un ejemplo de ello es PI Medical, una firma de fabricación de mascarillas que nació en 2020 y que ahora también dedica parte de su ejercicio a producir toallitas biodegradables.

De esta manera, lo que está claro es que, aquellas fábricas que nacieron con la pandemia para cubrir ciertas necesidades y que han conseguido sobrevivir al fin de la crisis sanitaria lo han logrado gracias a que contaban con el músculo financiero suficiente para poder redirigir su actividad, exprimiendo al máximo los recursos que tenían. Por ejemplo, PI Medical, es un reflejo de este comportamiento. Una firma de fabricación de mascarillas que nació en 2020 y que ahora también dedica parte de su ejercicio a producir toallitas biodegradables.

En cambio, otras, como Nueva Sibol, tienen una historia más larga. Producen Equipos de Protección Individual desde 1985, pero también centraron parte de su actividad en mitigar la gran demanda durante la crisis sanitaria. Pero, a pesar de contar con una producción más asentada, también se ha visto afectada por la desescalada y por medidas como el fin de la obligatoriedad del uso de las mascarillas en el transporte público, que también supondrá un cambio significativo. La firma, que esperaba una mayor compra por parte de la administración pública, prevé crecer en el mercado internacional.

Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de este tipo de empresas por reinventarse, todo indica a que la mayoría de empresas dedicadas a este negocio, es decir, la producción de mascarillas, van a ir viendo caer su negocio poco a poco. Se mantendrán las necesarias para cubrir la demanda civil  de aquellos que quieran evitar una infección por vía aérea, pero cada vez serán menos las que se mantengan abiertas.

Seguiremos informando…

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