Martiño Rivas y Nacho Vidal. Nacho Vidal y Martiño Rivas. Dos personas que, a priori, tienen muy poco que ver, han terminado forjando una relación casi de amistad gracias a Nacho, la nueva serie de Atresplayer Premium. El actor gallego se mete en la piel de Ignacio Jordá, alias Nacho Vidal, para ficcionar su vida, la del actor porno más famoso de nuestro país.
Una semana después de su estreno, Martiño Rivas (La Coruña, 1985) nos cuenta algunos detalles de la ficción, especialmente sobre su preparación para interpretar a Nacho Vidal, al que confiesa que veía “en sueños” porque “quería desprender una energía similar a la suya”. Precisamente esa energía es la que desprende, en palabras de Martiño, el actor catalán desde su entrepierna. “Sentía que me estaba acercando al núcleo de la tierra”, confiesa entre risas.
¿Qué sensaciones tienes con esta serie? Imagino que tendrás muchas ganas de que se vea vuestro trabajo…
Pocas veces he tenido la ocasión de promocionar algo que yo consumiría como espectador. Eso es un privilegio y poder recomendárselo a los amigos sin ningún tipo de reparo, es un lujo. Así que estoy intentando disfrutar de esto también. Me apetece ver cuál es la reacción de la gente. No porque tenga dudas porque yo he visto la serie y estoy muy contento con el resultado. Simplemente quiero ver la reacción…
¿Cómo te llegó esta propuesta? ¿Te dio cierto vértigo meterte en este proyecto?
Fue poco convencional porque recibí una llamada y me dijeron que estaban pensando en mí para esta serie. Yo cuando leí el guion, di por hecho que era para el papel de Toni porque si cierras los ojos, y piensas en actores de mi generación para interpretar a Nacho, mi cara no es la primera que se te viene a la cabeza. No nos vamos a engañar. Para mí fue una sorpresa y un tanto desconcertante, ¿no?
Luego cuando verdaderamente veo que es así, no me costó mucho tomar la decisión. Ya llevo unos cuantos años en esto y soy consciente de lo difícil que es que te brinden la oportunidad de interpretar a alguien tan complejo y con una vida tan entretenida y tan intensa como la de Nacho. No hubo grandes dudas. Por un lado estaban los desnudos, la exposición que eso conlleva y eso es un acto de fe. Ahí tú te tienes que encomendar al director.
Es material sensible el que traes entre manos, no ya solo por retratar la pornografía, que es un tema que hay que hacer con cierto rigor y de una forma responsable, tratarlo con justicia, pero luego sobre todo está el tema de que vas a pasar mucho tiempo desnudo y eso va a estar ahí, en la pantalla.
En las primeras conversaciones que tuve con Teresa (Fernández-Valdés) -productora ejecutiva de Bambú Producciones y showrunner de la serie me di cuenta de que era una mujer muy inteligente y elocuente, y me convenció en el sentido de que no estábamos haciendo una serie porno, sino una serie sobre la industria del porno. Lo que ella quería conseguir es un producto que fuese sexy, con clase, que diese morbo… pero no caer en lo obsceno, y creo que lo hemos conseguido.
¿Cómo es meterse en la piel del actor porno más famoso de nuestro país?
A mí me ha ayudado mucho que seamos tan cercanos en edad. He podido hablar con mucha gente que trabajaba con él o que ha compartido momentos vitales con él. Había bastante consenso en ciertas características que le atribuían a él. La visión de ellos para mí era muy reveladora porque, al fin y al cabo, Nacho es tremendamente honesto. No hay nada de estrategia de cómo se presenta ante el mundo. Es muy consecuente y muy transparente en ese sentido. No tiene mucho filtro, lo que te muestra es lo que hay. Entonces, es verdad que al hacer de él, es inevitable que, de forma inconsciente, te presentes un poco como te gustaría que te interpretasen.
En la rueda de prensa comentaste que habías visto muchas entrevistas, habías leído su biografía… ¿Qué otros recursos utilizaste para construir tu personaje? ¿También has visto películas suyas para verle en acción?
Para mí era muy importante la visión de los demás y me dejé guiar mucho por eso. Y luego, reinterpretar a Nacho porque no puedes hacer un trabajo de imitación. Intenté impregnarme todo lo posible de Nacho Vidal, y luego, una vez pisaba el set, olvidarme de lo que había visto y ver cómo yo lo recanalizaba o de algún modo lo reinterpretaba. Lo que quería era desprender una energía similar a la de Nacho, pero sin entrar a imitarle. Es un poco como yo veo a Nacho en sueños, no el Nacho real, sino una reinterpretación.
¿Has podido conocer a Nacho Vidal en persona? ¿Te cayó bien?
Claro, claro. Él ha estado muy involucrado desde el principio. Él ha tenido muchas reuniones con el departamento de guion donde relataba su vida. Cuando le conocimos fue en las pruebas de cámara. Un día apareció y se mostró siempre muy generoso. Me dio su número de teléfono y siempre que le escribía me contestaba muy rápido, cosa que mis amigos no hacen. Siempre estuvo muy por la labor.
El día que nos conocimos, después se quedó a comer y en la sobremesa la gente se fue yendo. Yo me quedé hasta el final, por supuesto, y hubo un momento en el que tuve que sentarme en su regazo porque yo quería sentir cerca esa maquinaria. Quería sentirla. Y fue algo así como estar sentado encima de una Suzuki Ninja, como estar acercándome al núcleo de la tierra. Emanaba una energía de ese centro que verdaderamente es algo especial (risas). Es muy fácil querer a Nacho, es un tío muy carismático.
¿Qué ha sido lo más difícil a nivel interpretativo?
Dar con el tono adecuado. Hay muchas facetas en su vida, está la amorosa, la profesional, la familiar, la de los colegas, cuando él se va al extranjero… Nacho transita por muchos mundos y captarlos todos y aunarlos, y que el paso de uno a otro sea fluido… eso era un reto. También era un reto el tema de la exposición física porque sabía que iba a pasar mucho tiempo desnudo. No tanto por el hecho de estar desnudo, si no por qué se iba a mostrar de esos desnudos en la pantalla. Pero lo positivo superaba con mucho a los miedos que yo podía tener con todo esto. Pasé mucho hambre, eso sí.
¿Por qué?
Nacho es un tío muy físico, muy corpulento, y de algún modo había que hacer justicia a su cuerpo. Tenía que verme bien en pantalla. Esto son seis meses en los cuales yo trabajaba seis horas diarias. Todo el trabajo que tenía que hacer de gimnasio, tuve que hacerlo un mes antes de empezar a rodar. Yo empecé con 80 kilos y acabé con 75.
¿Cómo ha sido trabajar tan de tú a tú con María de Nati? ¿Tuvisteis química desde el principio?
Fue muy fácil. Desde el principio estábamos los dos en la misma página. A mí me tocó la lotería con María porque esta serie con alguien que tuviese reparos o que estuviese poniendo problemas… lo hubiese hecho todo mucho más complicado y más tedioso. Nos divertimos mucho los dos y entendimos muy pronto que si estuviésemos haciendo una película de acción, estas serían nuestras escenas de persecuciones en coche, nuestras peleas… Vimos que había que tomarlo con ilusión y con buen rollo. Fue muy fácil.
Después de esta serie, ¿qué visión tienes de la industria del porno? ¿Crees que es necesario insistir en la idea de que es pura ficción?
No, no necesariamente. Me ha hecho ser más consciente de lo difícil que es esto. Es una empresa complicada, yo no podría hacerlo. He sido consciente de que hay muchos puntos en común entre la industria del porno y la industria audiovisual. ¿Qué pasa? Que todos los aspectos negativos que yo asocio a mi industria, imagino que en la del porno todavía están más acentuados. Pero el audiovisual y la ficción también puede ser un lugar tremendamente cruel, puede ser un lugar muy frío e inhóspito, y muy competitivo. Son cosas que yo identifico. No estamos haciendo ciencia ficción, sino que es algo que puedes llegar a comprender.
¿Te ves volviendo a interpretar a Nacho Vidal en una segunda temporada?
Yo no tengo la sensación de haberle dicho adiós al personaje. Cuando hice la última secuencia no tenía la sensación de estar despidiéndome de este tío para siempre. Ojalá pueda seguir profundizando y descubriendo a Nacho porque su vida es apasionante.
Seguiremos Informando…
