Cerca de 200 especialistas en Geriatría, Oncología, Cirugía, Ginecología, Endocrinología y Hematología se reunieron el pasado 9 de marzo en el Aula Magna de la Fundación Jiménez Díaz para asistir a la II Jornada “Nuevos retos de Oncogeriatría”, que se celebró bajo el título “Desarrollando modelos de atención a medida para los mayores” y consolida así este espacio del hospital madrileño como sede de este encuentro.
Organizada por los doctores Myriam Rodríguez Couso, especialista del Servicio de Geriatría de la Fundación Jiménez Díaz y coordinadora del Grupo de Oncogeriatría de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), y Nicolás González Senac, especialista del mismo servicio en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón y coordinador del Grupo de Jóvenes de la SEGG, la jornada comenzó con la conferencia magistral de la Dra. Marije Hamaker, del Departmento de Medicina Geriátrica del Hospital Diakonessenhuis (Utrecht, Países Bajos), referente mundial en el ámbito de la Oncogeriatría y autora de numerosos trabajos, quien disertó sobre los últimos cambios, dificultades actuales y perspectivas de futuro en la especialidad.
Adicionalmente a esta y las otras muchas e interesantes intervenciones que acogió la jornada, el encuentro perseguía conseguir un ambiente de interacción y debate multidisciplinar en el que los profesionales pudieran actualizarse desde diferentes ópticas con respecto al manejo del cáncer en el paciente mayor, en el que tuvieran la oportunidad de sugerir ideas innovadoras y formar nuevos equipos para desarrollarlas, y donde se pudieran esbozar nuevos modelos de trabajo para ejecutarlas. La Dra. Rodríguez resume sus objetivos: “Es responsabilidad de todos (y no sólo de los geriatras) adaptar el sistema sanitario a las necesidades más complejas del adulto mayor frágil y optimizar de forma eficiente y equitativa el empleo de los recursos”.
Por su parte, la Dra. Hamaker afirmó al respecto del tema, que hay que intentar no dejarse llevar por “la parálisis del análisis” a la hora de iniciar la andadura en Oncogeriatría en los lugares de trabajo. “Hay que comenzar por algo, por poco que parezca, analizar lo que se hace, corregir errores y seguir avanzando, porque no es la valoración geriátrica en sí misma la que potencialmente puede cambiar los resultados, sino lo que se hace con ella”, dijo.
Tres mesas de trabajo
El encuentro se organizó en dos grandes mesas multidisciplinares que abordaron las novedades terapéuticas diferenciales para las personas mayores en relación con dos grupos de tumores: el cáncer de mama, el más frecuente en la mujer; y el cáncer de pulmón, el más letal y el tercero en frecuencia en ambos sexos.
A estas, se añadió una tercera mesa en la que específicamente se habló, desde muy distintos ángulos, del equipo multidisciplinar con la presencia de un geriatra, un representante de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, un oncólogo, un hematólogo y un educador del deporte, para abordar desde la investigación básica hasta cómo incluir la Oncogeriatría en un plan de fragilidad sanitario.
Así, el primer debate, moderado por el Dr. Manuel Dómine Gómez, especialista del Servicio de Oncología Médica de la Fundación Jiménez Díaz, abordó el cáncer de pulmón en el paciente mayor y la reciente llegada a este ámbito de la Inmunoterapia, que ha supuesto una revolución en el tratamiento de esta neoplasia y ha demostrado ser efectiva y segura también en los afectados de mayor edad. Los abordajes torácicos quirúrgicos mínimamente invasivos son una opción válida en pacientes mayores complejos y frágiles bien seleccionados, con resultados similares a los del adulto más joven, apuntaron los expertos que debatieron en torno a esta cuestión.
La segunda mesa abordó el cáncer mama en las personas mayores bajo la moderación de la Dra. Idoia Morilla Ruiz, especialista del Servicio de Oncología Médica del Complejo Hospitalario de Navarra, y analizó cómo en las últimas versiones de las guías internacionales de esta neoplasia figuran ya pautas específicas para el grupo de pacientes de mayor edad, como recomendar en ellas también, y siempre que sea posible, cirugías cada vez menos agresivas, indicaciones de linfadenectomía más restringidas, esquemas de radioterapia fraccionada, etc. Asimismo, se insistió en que es esencial que, durante y después del tratamiento oncoespecífico, se detecten y traten varios aspectos claves en la salud de la mujer mayor que pueden aparecer o empeorar por los tratamientos, como la osteoporosis, el deterioro cognitivo, la obesidad o los factores de riesgo cardiovascular, entre otros.
La Dra. Irene Bretón, especialista del Servicio de Endocrinología del Gregorio Marañón y expresidenta de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), actualizó por su parte los requerimientos nutricionales del paciente mayor con cáncer y recordó que la intervención nutricional es una de las más importantes del tratamiento “no oncológico”.
Por último, moderada por el Dr. Francisco José Tarazona Santabalbina, especialista del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de La Ribera de Alzira, y bajo el eslogan “Escuchando al equipo multidisciplinar”, se aplaudió que finalmente la Oncogeriatría ya esté presente en el Plan de Fragilidad de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y se confirmó la necesidad de seguir investigando los nexos comunes que puedan tener las bases celulares y moleculares del envejecimiento y las del cáncer.
De esta manera, se llegó a la conclusión de que el ejercicio físico es una de las piedras angulares de cualquier plan individualizado guiado por los resultados de la valoración geriátrica integral que pueda elaborarse para los pacientes mayores con cáncer. Por ello, los expertos coincidieron en que es el momento de investigar y desarrollar planes de actividad física específica para los grandes grupos de tumores porque “no es lo mismo prescribir ejercicio físico para un paciente con un mieloma múltiple que para otro con cáncer de mama o un tumor digestivo, por señalar algunos ejemplos”.
Una gran oportunidad
La Dra. Rodríguez estima que estamos ante “una oportunidad para sumergirse – geriatras y no geriatras- en este apasionante ámbito y sentar las bases de forma conjunta de cómo se debería abordar mejor a estos pacientes (los más numerosos) y cómo lo harán las generaciones futuras, y también en un momento rico en investigación, acontecimientos científicos y opciones de formación”.
Y es que importantes ensayos clínicos recientes ya han demostrado que la valoración geriátrica y las intervenciones guiadas por ésta son beneficiosas para la calidad de vida del paciente y para disminuir la toxicidad relacionada con el tratamiento del cáncer. No obstante, la jornada constató que es necesaria más investigación para demostrar si son capaces de mejorar la función, preservar la cognición y mantener la autonomía del paciente, hitos cada vez más importantes en los estudios del paciente mayor.
A este respecto, la posición de la Fundación Jiménez Díaz es la de haber sido pionera en la creación de consultas de Oncogeriatría y potenciadora del desarrollo de un modelo asistencial diferencial e imprescindible para abordar el manejo del paciente mayor con cáncer, sabiendo que este es el grupo poblacional mayoritario que padece esta enfermedad y que está obligando a cambiar la mirada de la gestión y las políticas sanitarias, explica la especialista.
“Desde un centro puntero y docente como este se apuesta por la investigación también a este nivel, se apoya incondicionalmente todo tipo de actividades formativas y científicas y se acoge a rotantes nacionales e internacionales de distintas especialidades en los equipos multidisciplinares bien establecidos que ya existen”, apostillan.
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