La residencia Valdeluz Rivas, que se encuentra anexa al Hospital Universitario HM Rivas inaugurado en este mismo mes de marzo, apuesta por un proyecto totalmente diferente. En Valdeluz Rivas, además de dar cobertura asistencial a los mayores de 65 años que se encuentren en las residencias HM a través de servicios de videoconferencia o asistencia de urgencias, pretenden generar la oportunidad de dar asistencia postaguda ingresada a aquellos pacientes mayores que han sufrido un proceso quirúrgico agudo y que no pueden o no quieren ir directamente a su casa.
Un proyecto que el grupo hospitalario ha llevado a cabo de la mano de la familia ARPADA, empresa líder en el sector de la construcción y que según Juan Abarca, presidente de HM Hospitales “supone todo un reto para el mundo de las residencias porque no debería ocurrir que estos espacios destinados inicialmente para procesos sociales, no sanitarios, en el momento actual estén atiborradas de pacientes o enfermos crónicos, dada la pobrísima provisión pública que existe para pacientes de media y larga estancia”.
Por tanto, en este contexto, el experto espera que esta nueva iniciativa sea viable y no sea la primera ya que “no puede ser que los mayores de 65 años aquejados por enfermedades crónicas sólo puedan ser atendidos en residencias si pueden costearselo y no siempre con el soporte asistencial adecuado porque la normativa no lo exige” reitera y añade que además, “si no pueden pagarlo sólo tienen como solución mantener a sus familiares o pacientes crónicos o enfermos en sus domicilios como pueden, acudiendo a las urgencias de agudos al mínimo problema que tienen con la sobrecarga de estos servicios porque no tienen otra alternativa”.
Una situación que no viene de ahora. En palabras de Abarca, “Estamos ante un Estado que a lo largo de los 40 años desde la Ley General de Sanidad en vez de adaptarse a la cronicidad y el envejecimiento fue mirando para otro lado y cuando vió que el problema se le escapaba se inventó el término cobertura “socio-sanitaria”. Una forma de dar a entender a la sociedad que dicha asistencia quedaba “fuera del paraguas sanitario” y no tener así que cubrir sus gastos derivados “produciendo con ello la mayor injusticia social que existe en nuestro Estado de bienestar; discriminar a los enfermos mayores por su edad: el edadismo”.
Una nueva denuncia dirigida de forma directa al Estado que concluye dejándo claro a los responsables que, “el sistema sanitario no es gratuito, porque los ancianos enfermos se lo tienen que financiar para sus procesos crónicos, no es universal porque les deja sin cobertura y sólo es accesible para procesos agudos … y cada vez menos. En definitiva, “desde el ámbito privado apostamos por un modelo que entendemos debería de hacer el Estado”.
Seguiremos informando…