La nueva dirección de Mediaset ha cumplido sus primeros seis meses al frente de la compañía. Una fecha que coincide con la aparición de los primeros desacuerdos entre sus dos grandes directivos: Alessandro Salem y Borja Prado.
Mientras que el primero es más partidario de mantener parte del legado de Paolo Vasile y enfocar el negocio centrado en la rentabilidad económica, Borja Prado tiene su mirada puesta en dar a la cadena un giro hacia la derecha moderada que les acerque a Moncloa ante la hipotética victoria de Alberto Núñez Feijóo.
Diversidad de opiniones que son claves a la hora de marcar las estrategias empresariales a corto plazo. Uno de los actores que ha suscitado conflicto ha sido el grupo Prisa. Para Prado, lanzar una oferta sobre la compañía que alberga a la Cadena Ser y el diario El País es un movimiento clave.
Para ello habría entablado conversaciones con diferentes empresarios y políticos franceses que apoyaran una oferta conjunta por Prisa con Vivendi como socio. Recordemos que la compañía francesa, con una línea conservadora, lleva meses estudiando cómo ampliar su capital en Prisa y convertirse en su máximo accionista, por encima de Amber Capital.
Alejados de vertiente política
Mientras tanto, Alessandro Salem, junto con el también consejero delegado de Mediaset, Massimo Musolino, tienen unos planes diferentes para la compañía. Uno de sus objetivos es desmarcarse de cualquier posición política comprometida y centrarse en la rentabilidad.
Ellos prefieren poner el foco en la nueva línea de programación de la cadena. De hecho, al contario que Prado, serían partidarios de mantener a Jorge Javier Vázquez en la compañía asignándole un nuevo proyecto, a pesar de haber fulminado dos de los tres programas que presenta en Telecinco: Sálvame y Sálvame Deluxe.
Seguiremos Informando…