La España en blanco y negro quedó atrás, pero sus ecos aún reverberan en la actualidad. Hay historias que merecen ser contadas, y la de Las noches de Tefía es una de ellas. Entre 1954 y 1966 hubo en Fuerteventura un campo de concentración franquista al que hicieron llamar Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía para enmascarar la realidad.
Durante más de una década, cientos de hombres fueron víctimas de los abusos de un régimen que creía a pies juntillas que la homosexualidad era una enfermedad y que debía ser erradicada. A través de un grupo de presos condenados por la ley de vagos y maleantes, la nueva serie de Atresplayer narra su calvario en Tefía, donde idearán un subterfugio imaginario para sobrevivir.
La ficción dirigida por Miguel del Arco conjuga dos realidades bien diferenciadas. En primer lugar, tenemos la cruda realidad del campo de concentración, donde las condiciones de vida están alejadas de todo atisbo de humanidad. El color, o más bien la ausencia del mismo, juega aquí un papel fundamental, simbolizando la tristeza y la angustia de los presos.
Al otro lado está el Tindaya, un lugar inventado al que escapar tras los largos días de trabajo forzado. Se trata de un gran music hall donde los reclusos tienen su alter ego y pueden vivir una realidad totalmente distinta a la del campo de concentración, dando forma a sus sueños más atrevidos.
Cuando se abren las puertas del Tindaya, la pantalla se inunda de luz y color, dejando atrás el blanco y negro de una España oscura y deprimente. La imaginación comienza a volar entre los protagonistas y sus vidas se transforman radicalmente para convertirse en artistas.
Espectáculo visual elevado a la máxima potencia
Una de las grandes virtudes de Las noches de Tefía es su calidad visual. La serie, compuesta por seis episodios, está plagada de momentos memorables donde los protagonistas brillan con luz propia, tanto en su versión como presos como en su faceta de artistas.
De igual manera, cabe mencionar la capacidad artística de sus creadores para dar forma las pesadillas que sufren los presos, recreando ambientes claustrofóbicos donde la deshumanización del individuo es una constante.
Mención especial merecen Marcos Ruiz y Patrick Criado, que interpretan a dos de los presos de Tefía. El primero interpreta a La Bambi, un muchacho tímido que busca sobrevivir a toda costa; gracias al grupo formado por La Vespa (Criado) encontrará un refugio donde intentar esconderse del ambiente opresivo que se respira entre los barracones.
Seguiremos Informando…