El periodista David Placer, que fue demandado por la OCU por destapar su estructura de negocios, ha publicado un reportaje para contar lo que descubrió durante su investigación y en el juicio: una trama empresarial que cobra por recomendar productos y que demanda a empresas con las que después llega a acuerdos económicos.
La OCU le exigió 100.000 euros por la información publicada sobre su red empresarial en España y en Europa que estuvo salpicada por los Papeles de Panamá. Consideraba que las noticias atentaban contra su honor, pero la organización de consumidores perdió el caso y fue condenada a costas.
En el juicio, descubrió cómo la OCU “cocina” sus estudios. Uno de los más difundidos, la crema hidratante de Lidl que fue premiada como la mejor del mercado, fue desmontado después de que el jefe del laboratorio declarara en sede judicial que no había sido la número uno, según publica el diario El Confidencial. La OCU añadió otros criterios subjetivos para promocionar la crema de Lidl en la portada de su revista y en los grandes medios de comunicación.
La investigación también cuenta cómo el sector del aceite de oliva cuestionó los informes de la OCU que acusaron a los grandes productores de mentir en relación con su calidad de aceite virgen extra. Según la OCU, la mitad de los productores en España defraudan al declarar la calidad de su aceite.
Pero las motivaciones del informe quedaron en tela de juicio después de que saliera a la luz que la directora de la OCU, Esther Rodríguez, es propietaria de una empresa que fabrica aceite de oliva virgen extra y cuenta con claros intereses en el sector.
El extraño caso Facebook
La investigación también cuenta cómo la OCU ha emprendido demandas y acusaciones a empresas con las que posteriormente ha llegado a acuerdos económicos secretos. El caso más emblemático es un acuerdo con Facebook. Tras anunciar una demanda colectiva que prometía el pago de 200 euros a cada demandante, la OCU retiró la demanda contra Facebook, renunció a pagar las compensaciones a los denunciantes y firmó un acuerdo todavía oculto.
En un video documental, publicado en Youtube y difundido por El Confidencial, Placer explica cómo la OCU pertenece a una red dirigida desde Luxemburgo, desde donde se planifican demandas a empresas como Facebook con las cuales luego llegan a acuerdos económicos.
En el reportaje, hablan empresarios, periodistas, socios de OCU y también representantes de otras organizaciones de consumidores en Europa que critican la forma de hacer negocios de la OCU. Las asociaciones europeas tradicionales temen que sus acuerdos con multinacionales dañen la imagen del resto de organizaciones que no tienen ánimo de lucro están en contra de estos acuerdos. Algunas organizaciones han pedido la expulsión de la OCU de Beuc, la entidad que agrupa a las grandes asociaciones de consumidores de Europa.
La OCU dice ser una asociación sin ánimo de lucro, pero pertenece a una red que factura más de 200 millones de euros, de acuerdo con la investigación de Placer. El grupo empresarial tiene 33 millones en inmuebles y una sicav en Portugal que invierte en líneas aéreas como Easyjet.
El dinero se mueve de país en país a través de un complejo entramado societario en el cual las compañías se prestan dinero unas a otras, dificultando el seguimiento de los fondos, según explica el reportaje.
Euroconsumers tenía una empresa en Hong Kong que estaba dirigida por un empresario, Ahmed Nejai, que aparece en los papeles de Panamá con decenas de empresas en las Islas Vírgenes Británicas, consideradas un paraíso fiscal.
Placer ganó el juicio y, tras la sentencia en contra la organización de la OCU desmanteló su empresa en Hong Kong y cortó relaciones con su ejecutivo salpicado en los Papeles de Panamá.
El caso italiano
En el reportaje también habla el periodista de la RAI que investigó los negocios de la asociación Altroconsumo, que comparte accionistas y consejeros con OCU y su estructura empresarial. El periodista explica que la opacidad del grupo de asociaciones ha sido objeto de investigación en la televisión pública italiana.
En Italia, la organización de consumidores ha sido acusada de engañar con sellos de “mejor calidad” y “mejor calidad-precio”. Los reconocimientos inducían al error al hacer creer al consumidor que certificaban la calidad, pero se descubrió que era tan sólo un sello comercial por el que la red de la OCU en Europa cobra a los fabricantes hasta 24.000 euros por promocionar la supuesta calidad de sus productos.
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