La población mayor de 65 años en España ha aumentado de forma exponencial y hoy se sitúa en más de 9.400.000 personas, una quinta parte de la población total española, es decir, un 20%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto implica que también aumente el número de personas en situación de dependencia y, por ende, la demanda de profesionales especializados en su cuidado.
Pero en España hay un déficit en este campo, según Faro Edtech, compañía especializada en formación para profesionales de la salud. “El déficit y la falta de especialización de los profesionales en cuidados a mayores que presenten cierto grado de dependencia se ha convertido en una realidad. La demanda de formación especializada en la atención socio-sanitaria de personas mayores dependientes ha crecido un 23% en el último trimestre”, afirman.
“Además de médicos geriatras y enfermeros, en los últimos meses se ha puesto de manifiesto un auge sin precedentes de la demanda de especialistas gerocultores, psicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y trabajadores sociales con habilidades y competencias en el ámbito de la atención y los cuidados a personas mayores, a través de la inscripción en distintos másteres, cursos y expertos de todas estas especialidades”, señala Adrián Álvarez Cañete, coordinador académico de Faro Edtech.
¿Qué cuidados necesita una persona mayor?
Los cuidadores profesionales y los no profesionales (es decir, los familiares) desempeñan un papel esencial en la vida de las personas mayores: les ofrecen una atención integral que garantiza su calidad de vida.
Desde Faro Edtech señalan que los adultos mayores requieren una atención integral en su día a día: desde aspectos cognitivos, físicos y psicológicos, así como emocionales y de interacción social. Por ello, ofrecen estos cinco consejos:
Planificar una rutina diaria. Establecer una rutina diaria es esencial para la persona mayor dependiente y también para el propio cuidador. Con una pauta de acciones o ejercicios se consigue identificar el momento del día y relacionarlo con la actividad que se va a realizar, así como disminuir la ansiedad y el estrés que puede sentir la persona cuidada y su cuidador. Podemos incluir ejercicios de mantenimiento físico, pequeños juegos o retos cognitivos, elaboración de menús semanales, charlas o conversaciones telefónicas, escuchar la radio, etc.
Registrar la toma de medicamentos. Debemos garantizar la toma de medicación diaria que tiene pautada el adulto mayor en función de su diagnóstico y de la prescripción del especialista. Para ello, se aconseja elaborar un registro de los medicamentos que debe tomar a diario y que ya ha tomado, de forma que el cuidador y la persona mayor puedan comprobar cómo avanza el estado de salud y hacer un seguimiento del tratamiento pautado.
Garantizar la seguridad del mayor. Realizar adaptaciones en el entorno doméstico para prevenir accidentes y caídas son prácticas básicas, así como eliminar obstáculos y garantizar una iluminación adecuada.
Favorecer la autonomía. Aunque en el cuidado de las personas mayores la existencia de un grado de dependencia dificulte su independencia, es importante que el profesional cuidador o el familiar a cargo favorezca diferentes situaciones y anime al individuo a realizar actividades para mantener su autonomía (desde las acciones diarias más básicas de comida y aseo hasta decidir qué actividad van a realizar o dónde van a pasear, entre otros).
Ofrecer cariño y un trato cercano. En la atención sociosanitaria y de familiares con mayores a su cargo resulta imprescindible atender al nivel psico-afectivo y relacional de la persona. La labor del cuidador también debe enfocarse en conseguir que el adulto mayor mantenga y cuide sus relaciones sociales con el entorno, evitando así el aislamiento y la soledad no deseada.
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