Visité a Teresa Campos en su casa del Molino de la Hoz en Las Rozas. El encuentro se producía después de habernos visto en los pasillos de Antena 3, donde estaba dando una vuelta de tuerca a Carlotti, invitando éste, a María Teresa a cobrar cuatrocientos millones de pesetas y salir de la Cadena y marcharse a su casa. Juró en arameo que se iba y no volvería. Al día siguiente había olvidado que había llamado a Vasile gilipollas y volvió a Mediaset. Llevando a la caspa de la Terelu y a la señora de la colina, la Borrego. Qué, por cierto, ¿por qué una es Campos y la otra Borrego?…
En aquel paseo pasillero nos encontramos también con Pedro Piqueras de Albacete. Aquello fue muy divertido. Carlotti, Maurizio que era un capullo de cojones le preguntó a Pedro: ¿Tú qué haces ahora? ¿Cuánto ganas? A lo que contestó con voz de informativos: ‘Estoy en siete días, siete noches’ y gano 80 millones. Creo recordar que Maurizio le dijo que ya no cobraba más de 40 porque no daba rendimiento. Me dio penita -expresión Hamiltoniana- y le dije: ¿Quieres una entrevista con la Pantoja? En aquel momento Isabel de todas las deudas y trampas estaba empezando a ver las orejas al lobo y los de Telecinco la tenían frita, asada, caliente y calentada. Creo recordar, así de memoria, que las redactoras que vinieron del programa de Piqueras eran: Olga Marset e Inmaculada Avia, a la que contraté para nuestro PRNoticias. Al final, para hacer la entrevista, voló Olga que hizo todo el trabajo, aguantando a la mal educada, histriónica, morosa y pedorra de la Pantoja y su enamorado, el tonto útil de Julián Muñoz. Nos cobraron hasta la comida en el sitio ese de blanqueo y pollos. ¡Ah!, también, nos cobraron un delantal hortera firmado por la analfabeta de la cantarina y pasaron la factura de un nervioso peluquero que chupaba la punta del peine como pensando: ¿qué le hago a la diosa?… jajajajajaja…. ¡Qué mundo de acomplejados!
Pues esto y más, y mucho más, vivimos cuando a Del Olmo le robaron sus ahorros. Por cierto, ¿se los robaron? O era la aplicación del refranero en estado puro.
La casa de La Campos era hortera de cojones. Tipo la de El Pocero pero con ganas y empeño. Esa semana tenía a los niños y le dije a Teresa que los iba a llevar. Me había convocado para conocerme y olisquear. El pequeño Nicolás recorrió toda la casa y encontró la caja fuerte… A la abuela no le hizo ni puta gracia. Él corría por la casa, Lucas flipaba y yo reía porque la veía temblar… Y, Nicolás decía: ‘Tiene una piscina con agua y colores verdes’… Se presentó como una gran señora y su única pretensión era torear. Pero, de aquella y ya que había aguantado sus formas y cariños con veneno le dije: ¿Conoces a Urdaci? que en ese momento se estaba reinventando y era honesto, me dijo: No, no nos conocemos. Ese año, presentaron los Premios PR.
A los pocos días, uno de los grandes de la comunicación de este país, al que no citaré para no dar muchas pistas, me pidió que si podía ir a su despacho a las siete de la mañana. En PRNoticias nos estábamos hinchando a hablar de la relación del ‘descerebrado’ de Pipi Estrada y el tocamiento de la entrepierna en una discoteca con su mujer… Mi sorpresa fue mayúscula cuando se presentó Terelu Borrego Campos con gafas de sol de resaca de siete de la mañana. Un café y hasta nunca. ¡No merecerían la pena! Formaban parte del mundo de la mentira y el plexiglás. Así, conocí a Lapiedra que vino a mi despacho a enseñarme sus estrías… Esto de yo conozco, yo te arreglo, es muy dado en los que dicen ser buenos comunicadores, pero a los que siempre se les ve el plumero. Una de mis compañeras en PRNoticias, había conocido a un periodista gallego que intentaba montar una agencia, que estaba a palos con el anterior propietario de la misma… Y, no me digas cómo, la compañera seguro que tuvo algo que ver, el gallego se coloca de director del ABC con el nombre de Bieito. Sé, porque lo sé, que Benito Ruvido recurrió a José Antonio Llorente para que hiciese un approach con el loco del de PRNoticias, a lo que me consta que José Antonio le dijo, que ese no era su trabajo y que si quería algo de Pedro que él le facilitaba el teléfono. Porque ellos no hacían esos trabajos de acercamiento y pocería. En unos días me llamó el gran Benito Berceruelo que me invitó a un desayuno para presentarme a un amigo. Ahí conocí al brasas de Ruvido.
Esto que cuento no tiene nada que ver con Teresa Campos de la que muchos deben guardar buenos recuerdos. Yo no los guardo porque no conocí a la señora encantadora, maravillosa, hermana de sus trabajadoras, madre de sus hijas… DEP.
Seguiremos Infopinando…