El año pasado La novia gitana se convirtió en uno de las series que más expectación generó. La novela homónima de Carmen Mola sirvió de base para una ficción que consiguió encontrar una voz propia a través de la pantalla. Detrás de esa voz está la mente de Paco Cabezas, director y showrunner de la adaptación. “Estoy tan orgulloso de la serie que cuando vi el último capítulo solo podía llorar”, asegura.
Este domingo 8 de octubre atresplayer estrena La red púrpura, la segunda parte de La novia gitana. Al frente del reparto vuelve a ponerse Nerea Barros, que interpreta a la “impertérrita” inspectora Elena Blanco. Junto a la actriz gallega repiten Ignacio Montes (Zárate), Mona Martínez (Mariajo), Lucía Martín Abello (Chesca), Vicente Romero (Orduño), Francesc Garrido (Buendía) y Ginés García Millán (Rentero).
La red púrpura incorpora para sus nuevas tramas a los actores Roberto Álamo (Dimas), Carmen Prada (Marina), Nuria González (Rocío Narváez), Andrés Gertrudix (Casto), María Morales (Soledad), Michel Herráiz (Daniel), Font García (Alberto), Unai Mayo (Lucas), Andrés Lima (Kortabarria), María Mercado (Aurora) y Hugo Prieto (Lucas niño), entre otros.
Preguntado por La red púrpura y qué novedades incluirá respecto a La novia gitana, tanto Paco Cabezas como Nerea Barros coinciden en que “los personajes cobran vida” porque consiguen que los espectadores “empaticen”. “Yo creo que una de las cosas más interesantes es que en la primera hay unos asesinatos y una trama que hay que descubrir. Ahí empiezan a definirse los personajes y están como en un segundo plano. En esta no pasa eso porque se meten a tope”.
“Sólo hay que enseñar la aleta del tiburón”
La red púrpura va un paso más allá en muchos aspectos, tanto a en lo narrativo como en lo visual. En palabras del propio Paco Cabezas, “nunca había llegado tan lejos como con esta serie a nivel de arriesgarme al límite y estar entre el terror y el thriller”. Videos snuff, violencia extrema… son cuestiones que nos recuerdan a películas como Tesis, de Alejandro Amenábar, donde una nueva realidad se abrió a nuestros ojos.
El director andaluz confiesa que La red púrpura fue la novela de la trilogía que realmente le enganchó. “A mí estos temas me tocan mucho. Yo soy padre de una niña adolescente y ahora mismo hay temas que están candentes en la sociedad, como que los niños tengan acceso a la pornografía, la violencia, la sexualidad… Muchos padres se encuentran con que de repente no conocen a sus hijos porque les estamos dando una libertad tan brutal que no hay límites”, asevera.
En cuanto a la forma de abordar temas tan complejos, Paco Cabezas explica que se inspiró en una emblemática película de Steven Spielberg. Yo soy muy fan de Tiburón, de Spielberg, que decía que solo tenías que mostrar la aleta. De hecho, nosotros tuvimos que rodar la tortura entera, el vídeo snuff, y cuando lo vieron los productores de Diagonal -productora de La red púrpura– me llamaron y me dijeron “esto es muy fuerte, ¿lo vais a poner?”. Y yo les dije que estuvieran tranquilos porque sólo íbamos a poner la aleta del tiburón.
Elena Blanco vive dentro de Nerea Barros
Esta serie no se entendería sin Nerea Barros, que vuelve a interpretar a una Elena Blanco un tanto diferente a la de La novia gitana. “En la segunda temporada todas esas asperidades de Elena Blanco, que es impertérrita… todo eso se va a deconstruir. Se sigue cerrando pero ya no le van a dejar. Todo esto que le pasaba en la primera que de vez en cuando explotaba, en la segunda se empieza a romper con mucha más facilidad. Empiezan a aparecer otras caras de Elena”, explica la actriz a PRNoticias.
Para darle estas nuevas caras a Elena Blanco, Nerea Barros quiso conocer a fondo cómo “evacuar” todo lo que la inspectora lleva dentro. “Cuando empezamos a rodar le pregunté a Paco, ¿esta mujer ha dejado de follar? ¿Ha dejado de beber? ¿Por donde evacúo a esta mujer? Y hemos encontrado un camino para sacarlo y es la autolesión. Así es cómo Elena Blanco evacúa y suelta”.
Preguntada por lo que le ha enseñado o aportado este personaje a nivel personal, Nerea Barros afirma que “todos te pasan factura para bien o para mal”. En esta línea, la gallega asegura que “Elena es un personaje muy mental que se obsesiona con los datos y con resolver cosas en vez de centrarse en lo que le duele. Entra en lo que le duele en momentos de intimidad. Lo que aprendo de ella es que yo soy todo lo contrario porque tengo una personalidad totalmente emocional”.
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