En el contexto del conflicto bélico entre Israel y Hamas, las redes sociales se han convertido en una herramienta clave y es que desempeñan un papel fundamental en la difusión de información y la movilización de la opinión pública. Aunque, también cabe tener en cuenta que estas pueden presentar desafíos en cuanto a la proliferación de desinformación y fake news. Para Enan López de Freitas, socio y CMO de The White Rabbit, “en el contexto de conflictos bélicos, la difusión de información veraz y precisa se convierte en una cuestión de suma importancia. Sin embargo, las redes sociales también se han convertido en canales propicios para la proliferación de fake news y desinformación”.
Al no tener que pasar por un filtro de otra persona que no quiere que se publique algo que no es “políticamente correcto”, las redes sociales se han posicionado como una herramienta para publicar la realidad de lo que está ocurriendo. Siguiendo con la idea de Elon Musk de convertir X (antes Twitter) en una plataforma de “periodistas ciudadanos”, la guerra entre Israel y Palestina ha impulsado este concepto.
Es cierto, que a día de hoy, la inmediatez de estas plataformas permite la comunicación directa con audiencias globales. Así, la posibilidad de transmitir mensajes, imágenes y videos en tiempo real ha transformado la percepción pública de los conflictos, influyendo en la opinión mundial y presionando a actores internacionales a intervenir.
Pero bien, “este acceso sin restricciones también ha desencadenado un aumento en la proliferación de propaganda“, afirma Lopez de Freitas, quien agrega que “quienes forman parte del conflicto suelen hacer un uso intensivo de las redes sociales para difundir noticias oficiales y declaraciones: a través de cuentas oficiales, se publican comunicados, imágenes y videos destinados a respaldar su posición.”
Ahora bien, concretamente, en el último conflicto desataado entre Israel y Hamas, las redes sociales también han servido y están sirviendo como plataforma para movilizar activistas y defensores de la paz. Grupos pro-palestinos y pro-israelíes utilizan estas plataformas para organizar manifestaciones, campañas de sensibilización y recaudación de fondos. También facilitan la solidaridad internacional, permitiendo que personas de todo el mundo se involucren y expresen su apoyo a una u otra parte.
Es decir, en este contexto, “El control de los medios digitales se ha vuelto una prioridad en la gestión de estos conflictos. A través de plataformas como Twitter, Instagram y TikTok, periodistas y testigos oculares comparten noticias, imágenes y testimonios, lo que a menudo proporciona una perspectiva más inmediata de los eventos, aunque la veracidad de estos informes a veces es cuestionable”, explica López de Freitas.
Fake News y el control de los medios digitales
Ahora bien, no es oro todo lo que reluce, un desafío significativo en el uso de las redes sociales en este conflicto es la propagación de desinformación y fake news. Ambos lados a menudo acusan al otro de difundir información falsa para influir en la opinión pública. Además, terceros actores a menudo se involucran, creando y compartiendo contenido falso para generar confusión. Esto dificulta la capacidad del público para discernir la verdad de la falsedad.
La velocidad con la que se comparten noticias falsas puede exacerbar la hostilidad entre los actores en conflicto y sembrar discordia en la opinión pública y es que, la difusión de noticias falsas puede tener graves consecuencias. Sin embargo, actualmente, Existe un problema mayor que el de la desinformación, que es el de la censura en los canales digitales”, explica Agustina Chiaravalli, Social Media & Marketing Manager de The White Rabbit.
“En respuesta a este desafío, los gobiernos y las plataformas tecnológicas están intensificando sus esfuerzos para controlar la información falsa y garantizar la integridad de la información que se comparte en línea. Esto incluye la implementación de políticas de verificación de datos, la eliminación de contenido engañoso y la colaboración con organizaciones de verificación de hechos”, informa la experta en contenidos digitales.
“Es real que a través de la retweetización, el uso de hashtags y la participación en grupos afines, las fake news pueden alcanzar a una audiencia amplia en cuestión de minutos”, afirma Chiaravalli. Y finaliza: “Para contrarrestar la desinformación es importante que las personas verifiquen las fuentes de la información y sean críticas con lo que ven en las redes sociales. De aquí en adelante, la educación en alfabetización mediática y digital será fundamental para ayudar al público a discernir entre información veraz y desinformación”.
No obstante, el esfuerzo por controlar la desinformación puede tener también su lado oscuro haciendo que los expertos se planteen preguntas sobre la censura y la libertad de expresión, lo que lleva a la maypría de personas a dudar del equilibrio informativo en un mundo cada vez más dependiente de las redes sociales. Al final, estas plataformas son las únicas que están mostrando aspectos que quizás en los medios tradicionales no se están reflejando, como por ejemplo, cómo es la vida ahora mismo primero, en distintos puntos de Israel y otros en la franja de Gaza.
En definitiva, las redes sociales tienen un doble filo muy peligroso, porque la línea de lo que es cierto o lo que no es muy fina y difícil de detectar, es por esa razón que hay muchas ocasiones en las que estas plataformas se han posicionado como una herramienta de ayuda y difusión, mostrando lo que verdaderamente está ocurriendo para quienes no tienen voz mediática, mientras que a su vez, se pueden y se mal usan para confundir y engañar. Por ello, es nuestra responsabilidad como usuarios examinar dichos contenidos y valorar la veracidad de lo que cuenta antes de compartirlo entre nuestro entorno.
Seguiremos informando…