Durante el último año y especialmente, en los últimos meses, la incertidumbre que ha generado la irrupción de las herramientas de inteligencia artificial en los sectores de la creatividad y la comunicación ha hecho necesaria la creación de espacios de debate centrados en abordar el futuro que depara el uso de estas tecnologías.
Pues bien, con el objetivo de aportar luz sobre el asunto, evercom, agencia creativa de comunicación y marketing, ha celebrado el evento ‘Más allá de Orión’ en el Club de Creativos de Madrid. En este encuentro, Rodrigo Taramona, divulgador y creador de contenido digital y Jordi Pérez Colomé, periodista de El País experto en tecnología, han podido compartir sus perspectivas sobre el asunto.
Un coloquio, moderado por Raúl Murcia, Head of Art de la agencia, en el que se ha querido tomar como punto de partida la figura de los replicantes, androides con forma humana capaces de pensar e incluso de sentir, que fue presentada en el clásico de ciencia ficción de Ridley Scott Blade Runner o en el libro ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick.
De esta forma y partiendo de esta base ficticia pero cada vez más acorde con la vida real, la conversación ha girado alrededor de cuestiones como la posibilidad de que las IAs puedan reemplazar el trabajo humano en profesiones creativas, sobre las vías que existen para su regulación o sobre la idea de que la inteligencia artificial sea uno más de los avances tecnológicos que, a lo largo de los siglos, han modificado nuestra manera de relacionarnos, de trabajar y de vivir.
“Para nosotros es fundamental plantear encuentros como este, con profesionales de sectores diversos, donde poder acercarnos a una perspectiva amplia de cómo las herramientas que utilizamos en nuestro día a día están evolucionando y transformando la manera en que trabajamos desde los departamentos creativos”, ha explicado Gaspare Messina, director del Creative Lab de evercom.
A la velocidad de la luz
Ante esta realidad cambiante, “creo que lo más llamativo de la irrupción de la inteligencia artificial en nuestra vida tiene que ver con la inmediatez con la que se ha naturalizado el uso de estas herramientas”, ha destacado Jordi Pérez Colomé. “Es curioso, porque se ha solapado el momento en el que intentamos entender cómo funciona una nueva tecnología con su integración radical en todos nuestros procesos”, señala.
Y es que, en tan solo- un año, cuando se llevo a cabo el lanzamiento del ChatGPT, la viralización del uso de recursos basados en la IA en redes sociales marcó el pistoletazo de salida para una carrera de fondo en la que todavía no se ha alcanzado la meta. “Hace algunos años me llamaban para preguntarme por el boom de las criptomonedas, después llegaron los NFTs y el metaverso y, ahora, el debate se concentra en la inteligencia artificial”, comenta Rodrigo Taramona. “Para mí, los avances tecnológicos son elementos transversales que se están integrando para construir un universo más complejo”.
El trabajo humano sigue siendo necesario
Además, Raúl Murcia ha aprovechado el coloquio y uno de los temas a tratar para señalar que, si bien es cierto que el trabajo de los creativos ha sufrido una transformación vital desde el año pasado, es importante intentar encontrar un equilibrio entre los aspectos negativos que acompañan al uso de la inteligencia artificial con las posibilidades que ofrecen las herramientas.
“La IA, ahora mismo, genera contenido con gran cantidad de fallos técnicos que son especialmente llamativos para el ojo experimentado”, afirma. “Para conseguir los resultados que buscamos, por el momento sigue siendo imprescindible que la IA cuente con el factor humano”. En este sentido, sobre la posibilidad de que los puestos de trabajo relacionados con la comunicación y la creatividad peligren debido a la integración de estas tecnologías, tanto Rodrigo Taramona como Jordi Pérez Colomé ofrecen una visión ciertamente optimista.
“Mi esperanza es que después de este periodo inicial de choque podamos comenzar a trabajar y también a coexistir con estos recursos”, explica Jordi. Por su parte, Taramona relaciona el desarrollo de la inteligencia artificial con el descubrimiento del fuego: “Está claro que el impacto que esto tiene en la parte más importante del ser humano, en su creatividad, su cultura y su manera de relacionarse con el mundo, va a exigir a todos los profesionales un esfuerzo de adaptación”, afirma.
Además, el experto en tecnología y creatividad deja claro que él ve este proceso como una oportunidad para que el ser humano desarrolle más sus ideas y deje de lado los trabajos rutinarios. “Hay trabajos en los que la IA va a incidir con mucha más fuerza, pero son aquellos en los que el pensamiento y las ideas no son tan necesarios”.
Ahora, en relación a la regulación de las herramientas, presente ya en los compromisos de organismos internacionales como la Unión Europea, a pesar de que hay una clara intención de actuar con rapidez, las posibilidades de anticiparse a los acontecimientos son impensables. “Los legisladores han intentado que no ocurra como con las redes sociales e ir por delante de los acontecimientos, pero la velocidad con la que las IAs han colonizado la mayoría de los espacios, tanto laborales como sociales, lo convierte en una tarea imposible”, explica Jordi.
Un impacto transversal en un futuro inmediato
Para finalizar, los ponentes también han querido reconocer que el cambio que ya se está operando trasciende del terreno laboral y ocupa todos los espacios sociales. “Sería un error acotar el análisis a las profesiones creativas, cuando estamos siendo testigos de que este tipo de tecnologías están empezando a suplir carencias afectivas de gran parte de la sociedad, a través herramientas de generación conversacional o de recursos de entretenimiento, como los videojuegos”, señala Jordi Pérez Colomé.
“La inteligencia artificial ha dejado de aprender desde las normas para hacerlo replicando el comportamiento de las personas”, asegura Rodrigo. “Creo que estamos a las puertas de algo radicalmente transformador y que es importante no abordarlo desde el miedo, sino desde la curiosidad. Ante posiciones apocalípticas esa sería mi receta: seamos curiosos”.
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