La polémica en la que ha vuelto a verse inmersa Therese Jamaa, la pareja del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, hace recordar la mítica paremia que pronunció Cayo Julio César cuando repudió a su mujer, Pompeya, respondiendo a una posible infidelidad. Aunque este caso no elude a tal acto, sí refiere a la posibilidad de que el nuevo cargo de la mujer en el Consejo de Hispasat se debe a un supuesto movimiento realizado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para “colocarla” tras su retirada como vicepresidenta de Huawei, tal y como asegura El Mundo.
Y no sería la primera vez que Jamaa, una de las ejecutivas mejor valoradas, está en boca -y titulares- de todos. El año pasado, Albares ya tuvo que defender ante el PP en el Parlamento su inocencia de posibles interferencias entre sus funciones y la inclusión de Huawei en algunas legislaciones.
Ejecutiva del sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, con dilatada experiencia en la industria de las telecomunicaciones, experta en Asuntos Públicos, responsabilidad social corporativa, desarrollo empresarial, gestión de asociaciones, estrategia de comercialización, marketing de productos y comunicación, tal parece que a Therese Jamaa y al ministro se les ha olvidado que la transparencia es una de las máximas a seguir por quienes forman parte, directamente o indirectamente, en los asuntos de interés público.
Si la relación entre Albares y Jamaa ya ha sido objeto de cuestionamientos por moverse en el comprometido terreno de los conflictos de intereses, más celosos deberían ser sus actuaciones. En otros países, donde el ejercicio de los Asuntos Públicos cuenta con una regulación, además de ser decentes, también están obligados a parecerlo.
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