Ferrovial, multinacional española, anunció a finales de febrero su intención de trasladar su domicilio social de su lugar de origen a Países Bajos, una decisión que fue ratificada por la junta de accionistas este 13 de abril. Una decisión tomada bajo el objetivo de “potenciar su internacionalización” y de incrementar su presencia en Estados Unidos. Ferrovial destaca que Países Bajos tiene “un marco jurídico estable”.
Pues bien, la reacción del Gobierno y de los españoles no fue la deseada por la compañía. El Ejecutivo anunció públicamente su disconformidad con la propuesta. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el 2 de marzo que el Ejecutivo “analizaría si es legal la decisión de la multinacional” de desplazarse a Países Bajos y expresó su rechazo a la propuesta: “Los empresarios tienen una enorme responsabilidad social en la sociedad en la que nacen y desarrollan toda su acción. Y en España hay ejemplos extraordinariamente positivos de grandes empresarios comprometidos con su país. Pero desde luego, tras este anuncio, no es el caso del señor de Rafael del Pino, presidente de Ferrovial”.
Por tanto, un proyecto que provocó la caída reputacional de Ferrovial y que, actualmente, está afectando a su cotización en la Bolsa estadounidense, uno de los fines principales por los que del Pino trasladó su compañía. Según la documentación remitida a la Comisión del Mercado de Valores estadounidense con el objetivo de empezar a cotizar en el Nasdaq, Ferrovial admite una serie de debilidades y problemas económicos que sus profesionales intentan solventar lo antes posible.
En concreto y tras comenzar los pasos necesarios para su cotización en Estados Unidos, la compañía que preside Rafael del Pino ha registrado ante la Comisión de Valores y Bolsa (la SEC) el folleto 20FR12B, que se exige a las compañías domiciliadas en el extranjero que quieren cotizar en ese país. En el documento, la empresa señala que su voluntad es cotizar en el Nasdaq y explica que al analizar sus sistemas de control interno a la legislación estadounidense, de acuerdo con lo que exige la ley Sarbanes-Oxley, ha detectado problemas de reputación y debilidades de control interno sobre su información financiera, que está tratando de remediar.
Es decir, la compañía, que trasladó su sede a Países Bajos el año pasado, advierte ahora de las dificultadess que está conllevando esta decisión debido en parte, a los costes adicionales que le supondrá cotizar en Estados Unidos y del riesgo de menor liquidez bursátil al fragmentarse la contratación en diferentes mercados. Es decir, una menor liquidez a la que puede verse sometida su cotización al cotizar en tres países a la vez, si bien no hace alusión a la posibilidad de dejar de cotizar en el futuro en alguno de ellos.
Además, a estos problemas se le añade que el Gobierno español podría endurecer su tributación fiscal con motivo de ese traslado de sede. “Las autoridades fiscales españolas pueden considerar que la fusión queda fuera de la protección del Régimen Especial de Neutralidad Fiscal (…) Bajo este régimen de neutralidad fiscal, la fusión se beneficia de una neutralidad fiscal total o parcial consistente en el diferimiento del impuesto por las ganancias o pérdidas de capital que hayan podido surgir con motivo de la Fusión manteniendo la base fiscal de los activos y acciones afectadas por la Fusión”. Pero, de no aceptar las autoridades fiscales españolas la neutralidad fisca, señala que “el principal impacto vendría de las ganancias por la enajenación de las acciones”.
Diversos riesgos derivados de un ambicioso cambio
Ahora bien, la compañía que preside Rafael del Pino, no se enfrenta únicamente a estos problemas económicos. Ferrovial también reconoce, como ya se ha mencionado, que ha identificado “debilidades materiales” en sus controles internos sobre la información financiera. “Hemos identificado debilidades materiales en el diseño y la efectividad operativa de nuestros controles internos sobre la información financiera. Una debilidad material es una deficiencia en el control interno sobre la información financiera, de modo que exista una posibilidad de que una incorrección material en los estados financieros anuales o intermedios no se pueda prevenir o detectar”. Una realidad que tras ser analizada puede afectar negativamente a su negocio y por ende, al precio de sus valores.
En definitiva, una imagen totalmente dañada en su país de origen, a la que hoy se le suman problemas financieros de gran calado que podrían revertir y hacer fracasar el plan de internacionalización de Rafael del Pino, su principal responsable. En este sentido y por si fuera poco, la compañía concluye mencionando también riesgos asociados al cambio climático: “Podemos estar sujetos a riesgos físicos y de transición en relación con nuestras actividades debido al cambio climático. Los riesgos físicos incluyen eventos climáticos extremos que pueden afectar a nuestra infraestructura y al desarrollo de nuestra actividad en la mayoría de nuestras Divisiones de Negocio. En este sentido, nuestra infraestructura necesita adaptarse a los efectos del cambio climático y ser resiliente a eventos climáticos extremo”.
Asimismo, subraya de cara a su situación con el Gobierno español, que el contexto actual de crisis geoeconómica fomenta políticas económicas encaminadas a priorizar intereses nacionales o regionales, y a aumentar la presión fiscal en algunos mercados. “Estas intervenciones podrían afectar la gestión de activos y el desarrollo de proyectos futuros”
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