“Las presiones son brutales”. Así aseguran fuentes de Prisa sobre la situación que atraviesa el presidente del Grupo, y representante de los intereses de Amber, Joseph Ourghoulian, desde que se conociera el fallecimiento del consejero Miguel Barroso. Y es que el difunto no era un consejero cualquiera, sino algo más. Porque Barroso, con sus luces y sus sombras, era un personaje irrepetible, cuyo hueco resulta difícil de llenar. Su capacidad para moverse en diferentes ámbitos es prácticamente irrepetible.
Pero la ausencia de Barroso genera otras cuestiones. Como consejero de Prisa, Barroso, gracias a su agenda, tenía capacidad para penetrar en ámbitos distintos a los habituales. Su influencia sobre los entornos socialistas y gubernamentales, a los que asesoraba, es difícilmente reemplazable. A pesar de ello, en estos días no han dejado de aparecer nombres en las quinielas.
Por ejemplo, los de dos de los ‘soldados’ favoritos de Barroso: Luis Arroyo y José Miguel Contreras. El sociólogo, ahora presidente del Ateneo y relacionado sentimentalmente con la consejera de Prisa Pepita Marín -también involucrada en su aventura en la institución madrileña-, fue uno de los nombres que sonaron en los días siguientes al fallecimiento de Barroso. Considerado uno de los protegidos de Barroso y dedicado a labores de asesoramiento al PSOE, Arroyo, sin embargo, no acaba de recabar los apoyos suficientes para auparse al Consejo de Prisa, según fuentes de la compañía. Nada es imposible en la actual situación pero sí difícil, aseguran.
Otro nombre que ha ido saltando es el de José Miguel Contreras, ya introducido en la estructura directiva de Prisa a través de su área Media, a donde llegó con LaCoproductora. Contreras, considerado el hombre de lo audiovisual para Barroso, ha ido consiguiendo, gracias al consejero fallecido, penetrar en Prisa a través de sus negocios -la mencionada LaCoproductora e ‘Infolibre’, web que ha vinculado al grupo. Además, Contreras mantiene mayor interlocución con Moncloa y, según fuentes del propio Grupo Prisa, tiene más agenda y empaque, aunque ya no cuente con la decisiva sombra de Barroso.
No obstante, tampoco faltan quienes apuntan a la llegada de un tercero, un ‘tapado’ que podría dar una sorpresa. Y es que la decisión final depende de Ourghoulian. Algo en lo que coinciden todos los conocedores de Prisa. Otra cosa es quién pueda susurrar, o presionar, al oído del directivo armenio. Hay muchos intereses en juego, con una situación complicada y una legislatura difícil.
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